Ni Europa ni Latinoamérica tomaron en serio las propuestas y amenazas de Trump, pero ahora sus decretos son el terror de la economía mundial. Sin embargo, toda esta bulla internacional es una estrategia para acallar las voces internas ante el colapso de la economía estadounidense. Los votantes de Trump fueron claros en las urnas: queremos un nuevo rumbo en la economía, lo que significa que Ucrania y Groenlandia les importa poco. El problema es que una guerra arancelaria va a derivar en una inflación. Esto va a generar daños en la base de votantes más importantes para los republicanos que han cerrado filas con Trump. El malestar social no tardará mucho en expresarse.

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