La semana pasada mi buen amigo Miguel Guerrero me decía que resulta muy difícil escribir sin levantar ronchas y tratar temas de actualidad. El, mejor que nadie, sabe lo que es eso cuando escribe una columna diaria que unas veces gusta a unos y otras molesta a otros.
Lo importante como dice Miguel es hacerlo y con el objetivo de dejar algún aporte a una sociedad que cada vez se individualiza más y se pierde el interés general por el particular.
La lucha entre importantes dirigentes políticos nos lleva a preocupación y a preguntarnos ¿cómo es posible que compañeros de años no se puedan poner de acuerdo en tantos temas fundamentales y en una deuda social atrasada como la de nuestro país?
Tenía muchos años que no visitaba Puerto Rico, lo que hice la semana pasada en asuntos de negocios. Esperaba encontrar un país en caos fruto del huracán María y de la enorme deuda que sin duda tienen.
Sin embargo, mi sorpresa fue muy agradable al visitar tiendas en Plaza de las Américas junto a mi socio por la enorme afluencia de público en un miércoles en la tarde después del fin de semana que se celebró el día de las madres en esa isla.
El tránsito organizado, con tapones en las carreteras, pero todos respetando carriles y a nadie se le ocurría correr por los paseos de las autopistas.
El Viejo San Juan y el Condado organizado y limpio, turistas en las calles que caminaban sin temor. Realmente impresionado del orden de la Isla del Encanto.
A ellos les pasa como a nosotros los que vienen de afuera nos aprecian más que los locales que buscamos defectos y no virtudes
¿Que nos pasa a nosotros? Somos en muchos aspectos la envidia del crecimiento del área, pero en desorden. Las leyes no se aplican, vemos un desorden municipal que muchas veces no es culpa de los alcaldes sino de la falta de recursos consecuencia de la atomización de nuestro territorio.
Vemos el esfuerzo que hace David Collado en el Distrito Nacional con un grupo de jóvenes dedicados tratando de hacer lo mejor posible muchas veces sin recursos. Bien lo decía el alcalde en una entrevista en este mismo diario que necesita doscientos millones de dólares al año para atender las necesidades de la población a su cargo y solo recibe ochenta millones.
Trata de organizar los barrios y ensanches, pero la falta de respeto y violación al uso de suelo donde desaprensivos llegan a decir que las leyes no les importa, les resulta difícil controlar con los pocos recursos con que cuentan.
Los políticos muchas veces pierden la capacidad de conciliar, los enfrentamientos en todos los partidos nos llevan no solo a una gran preocupación en lo inmediato también en preguntarnos ¿cuál será el futuro?
Inversiones millonarias en eventos que no llevan más que a gastar dinero que bien podría invertirse en viviendas, salud, mejores salarios a nuestros policías y militares.
Mientras los políticos y la sociedad se debaten sobre la opinión de un senador norteamericano que se inmiscuye en nuestros asuntos internos, aquí viene a colación lo que me decía Miguel, escribir levanta ronchas.
¿Me pregunto si este senador que opina sobre nuestra constitución y que algunos se alegran sobre su comunicación, sucederá lo mismo cuando este u otro quieran dirigir nuestra política económica o nuestra política migratoria?
Cada cual quiere vivir en su zona de confort como decía el Padre Maza en su homilía del domingo recién pasado. Mantener la coherencia es muy difícil, recuerdo cuando en este mismo diario escribía el artículo “El boche del Embajador”, refiriéndome a una conferencia en al Cámara Americana de Comercio que dictara mi buen amigo Wally Brewster, donde le recordaba que los dominicanos somos los responsables de combatir la corrupción, la evasión y la educación de nuestros hijos.
A Menéndez le digo lo mismo, la Constitución es nuestro problema no de su Departamento de Estado, si Danilo Mediana se reelige es nuestro problema, si Leonel Fernández vuelve a ser presidente es nuestro problema, si no se ponen de acuerdo y gana Luis Abinader es nuestro problema, en fin, nosotros somos los responsables de nuestro presente y nuestro futuro, ocúpese usted de sus problemas y de los de su país que imagino que como cualquier otro son bastantes.
Hemos sabido sortear situaciones difíciles, no somos como dice el amigo Jose Luis Taveras “Un pueblo de trapo”. Este es un pueblo al que se le han dado muchas veces falsas esperanzas, un pueblo fácil de manejar por su falta de educación, que cree que su futuro está en el juego de las bancas de apuestas, en lo fácil.
Debemos trabajar para las próximas generaciones y no para las próximas elecciones, donde no se les convenza a nuestros electores con quinientos pesos o un pica pollo, un pueblo respetuoso del orden y de las leyes. Que sepa exigir y no doblar sus ilusiones por espejitos y baratijas.
Es un pueblo que en los rincones más humildes hay ejemplos maravillosos que no se ven en las grandes ciudades ni en las opulencias de las evasiones o de la corruptela, forjar una ciudadanía capaz de exigir que todos los políticos, empresarios, sociedad civil, seamos capaces de forjar una nación mucho más equilibrada.
Un pueblo que ha sabido sortear miles de dificultades es sin dudas un pueblo capaz de superarse.