Desde los tiempos del “foro público”, y Radio Caribe, medios de propaganda de la tiranía trujillista hasta el bocinaje del PLD, la descalificación, el descrédito y la difamación al competidor o adversario han sido convertidos en política de Estado, recursos usuales en la política dominicana.
Esa basura tóxica vertida en el papel, por la televisión y la radio, se ha basado en la prédica mentid, mentid que algo queda, atribuida a Goebbels, el demoníaco genio de la propaganda hitleriana, aunque algunos la han escudriñado hasta antes del nacimiento de Jesús.
La infamia y la injuria han desaparecido en buena medida en nuestros medios, por la judicialización de tales prácticas, y algunos sonoros castigos acarreados.
Pero refugiados en sus últimos rediles de las redes de internet, sin la presión que pudiera imponerles el cuidado de los medios, los asesinos de honras y buen nombre asumen que a sus víctimas les resulta muy difícil recoger la leche que van derramando.
Escrita por mí, funcionario y dirigente del partido de gobierno, la denuncia podría ser percibida como un recurso de discusión política. Pero he aquí que en uno de los mensajes más importantes de cada año de la Iglesia católica, que es El Sermón de las 7 Palabras, el padre Arsenio Ferreira, desnudó al sicariato mediático como mal de carácter social ante el que la responsabilidad ciudadana, y el espíritu cristiano motivan a no ser indiferentes.
En su Séptima Palabra, el Sermón advirtió:
“Desde hace varios años en la RD se ha estado desarrollando un ejercicio inmoral, antiético y sumamente dañino para la sociedad a través de algunos medios de comunicación con un mismo sector o grupo de “comunicadores o periodistas”.
“La práctica consiste en ubicar a funcionarios públicos, empresarios y personas, investigar los negocios que puedan estar desarrollando y generarles informaciones en su mayoría falsas o tergiversadas para poder llamar la atención y luego enviarles un emisario a solicitar una alta suma de dinero para dejar de seguir atacándolos.
“El principal medio por donde operan estos individuos es a través de las redes sociales, por el impacto que estas causan y el morbo que genera presentar información negativa sobre alguien.
“Esto es una bajeza total, un chantaje mediático el que la población está percibiendo como algo normal y que no podemos permitirlo.
“Personas que reniegan de Dios, de la patria, que sólo les interesa saciar sus apetencias de lujos y vida cara a costillas del chantaje, la manipulación y la tergiversación de informaciones”.