Se ha puesto de moda en República Dominicana una bebida que posiblemente muy pocas personas conocen. Su origen se remonta al año 206 a.C en China, según se destaca en el buscador Google. Y de acuerdo con historias y leyendas no confirmadas, era utilizada por los samuráis para obtener fuerza y energía antes de ir a una batalla.

Me refiero a la kombucha, la bebida milenaria fermentada y elaborada a base de té verde y azúcar, a través de un hongo que se forma por la combinación de bacterias y levaduras producto de la mezcla, llamado scoby.

La bebida se comercializa en supermercados en presentaciones variadas. Hasta hace poco era desconocida para mí, sin embargo, me he familiarizado tanto con la exquisita infusión fermentada, a tal punto que he convertido mi cocina en un laboratorio y mi alacena en un depósito de kombucha.

Pero muchos se preguntarán qué beneficios aporta el consumo de esta bebida efervescente. Pues diría que muchos, si la tomamos con la debida moderación y si logramos elaborarla como dice el librito, acatando las medidas de higiene que requiere el proceso. Comprarla ya elaborada también resulta ser una buena opción.

En estos tiempos en los que comer saludable se hace tan difícil, por la cantidad de químicos para control de plagas que riegan a las plantaciones de productos comestibles que nos llevan a buscar alternativas para contrarrestar los tóxicos que ingerimos a través de los alimentos.

Y una buena opción son las bebidas y productos fermentados a base de lo que comúnmente llamamos bacterias buenas o alimentos probióticos, como quesos y yogures que nos ayudan a mantener equilibrado nuestro sistema inmunológico y es potencialmente antiinflamatorio.

El scoby que hace la kombucha se alimenta del azúcar que le echamos al té y que envasamos, preferiblemente, en recipiente de vidrio, colocado en lugar seco y oscuro durante una o dos semanas hasta que el scoby haya absorbido totalmente el azúcar. El hongo, además, debe respirar, por lo que se recomienda tapar con un paño o servilleta.

Pasado ese tiempo podemos degustar de ese rico jugo agridulce burbujeante cargado de enzimas y minerales como hierro, potasio, zinc, manganeso, magnesio y cobre, así como todas las vitaminas del grupo B, C, E y K.

Cuando la ingerimos sentimos el sabor afrutado, ácido y picante en la garganta, muy parecido a la sidra de manzana, que lo convierte en un alimento provida, muy beneficioso para el sistema inmune y la salud del intestino, que es nuestro segundo cerebro. En Europa y Asia llamaron a la kombucha “el elixir de la eterna juventud”. Además de usar el té verde, también se puede preparar y combinar con jengibre y otros zumos de hierbas como la flor de Jamaica, té de limón, té de menta y de frutos rojos, los cuales también ayudan a desintoxicar el cuerpo de los radicales libres. Así que a los que gustan de este tipo de bebida, tienen en la kombucha a un excelente aliado, recomendado para tomar a cualquier edad.

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