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Los ejecutivos de periódicos y sus propietarios en todo el planeta Tierra están conscientes de que la dinámica de la prensa escrita “no es ni la sombra” de lo que se vivió, por ejemplo, en las décadas de los 50, 60, 70, 80 y hasta la del 2000. ¡La diferencia con la actualidad es sencillamente abismal!
Yo, que comencé mi labor periodística en el verano del 1979, tuve la fortuna -si es que vale el término- de desarrollar una carrera positiva, acorde con aquellos buenos años, especialmente los finales de los 70, 80 y 90.
En República Dominicana los periódicos de aquellos maravillosos tiempos (y cito a Listín Diario, El Caribe, Última Hora, El Nacional, Hoy, La Noticia…) constituían, con sus crónicas, reportajes, artículos y análisis, “lectura obligada” por parte de prácticamente toda la sociedad.
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Pero también -y nunca debemos marginarlos-, en las referidas viejas y positivas etapas de la comunicación, imperaban los dinámicos noticiarios radiales entre ellos Noti Tiempo, Radio Mil Informando, Noticiario Popular, Clarín Informativo, Noticiario Cristal y HIN-Radio que mantenían bien informada a toda la población.
Pero antes de “aterrizar” en la prensa escrita de nuestro país, que según pronósticos podría estar al borde del colapso en unos años, permítanme abordar la realidad latente que norma a los periódicos de Estados Unidos y de otras latitudes de todo el orbe.
Como lo referí en la primera entrega, durante mi reciente viaje a Nueva York pude observar -porque siempre tengo bien abierto mi ojo periodístico- que los estadounidenses cada día alejan más su vista de los periódicos.
Un dato puntual: En el momento en que visitaba una bodega del Alto Manhattan junto al mi amigo David Herrera, ingeniero informático con más de 20 años como residente en Nueva York, eché un vistazo hacia un angosto espacio donde vi el periódico hispano Diario La Prensa. Su volumen no llegaba a 24 páginas.
Un empleado de la bodega me preguntó: ¿Usted quiere ese periódico? Y le contesté: Bueno, pensaba que ya no existía ese diario
Quedé absorto con la revelación del muy simpático bodeguero de nombre Orlando quien me dijo que es oriundo del populoso sector de Los Mina, perteneciente a Santo Domingo Este.
Comencé a ojear el diario. Concentré mi observación en las páginas deportivas en las que se reseñaban breves noticias de béisbol de las Grandes Ligas, boxeo y fútbol.
En los años ochenta y noventa, ese mismo periódico tenía un amplio contenido de noticias y reportajes que la gente leía con avidez. Pero ya eso no ocurre. Ahora la lectoría de los periódicos impresos de Nueva York es prácticamente nula.
Continuará….