Hay lugares donde somos necesarios, pero hay espacios donde somos insustituibles. Fuimos llamados por Dios para crear un espacio donde se haga visible la unidad indivisible, como está en el cielo, así se haga en la tierra. La unidad está representada por amplias redes de luchas grandes y pequeñas, anudadas por sus esquinas, señalando que de principio a fin el propósito que se sostiene en unidad se mantiene contra toda debilidad para alcanzar mayores terrenos. No hay unidad sin integridad, ni integridad sin compromiso. No hay redes efectivas en sí mismas si no han blindado primero su propia estructura interior. La unidad es el combustible que hace la fuerza, pero la unanimidad es la fuerza que trae a Dios mismo como el combustible que enciende el fuego de su obra.