Es particularmente especial cuando te suceden cosas inexplicables, pero sabes en lo más íntimo que fue Dios quien estuvo detrás de la cortina, quien preparó todo anticipadamente, paso a paso, detalle a detalle, hasta sorprenderte y llevarte a ese punto del universo, en una cita inusual, corriente para cualquier otro, jamás para ti, y allí te hace saber con el peso de su gran amor, quien es el que está a cargo de tu vida.
No hay espacio para dudas, todo quedó tan completamente despejado como un amanecer de verano, es concluyente, Dios está en el asunto. Y más que eso, está riendo porque mientras lees estas líneas entiendes mejor que tan profundo está. Y está presente porque tu vida le importa, pero tú le importas más.