Un viejo dicho enseña una verdad de mucho peso cuando dice: “ Sol todo el tiempo convierte una llanura en desierto”, esta verdad es que Dios en su inmensa e inescrutable sabiduría dividió el año en cuatro estaciones y nuestras vidas en temporadas, tiempo de nacer, tiempo de morir, tiempo de luto, tiempo de fiesta, tiempo de guerras y tiempo de paz… Por tanto la clave de una vida plena y que va de proceso en progreso y no de proceso en proceso, es hacernos conscientes de ello y vivir nuestros desafíos de la mano de Dios quien nos dice: “No te dejaré, no te desampararé”…
Sabes, en estos tiempos finales Dios tiene planes de bien y no de mal para ti, un final dichoso es su promesa, entonces, seguridad con Dios supera felicidad sin Él.