La presencia del Señor es el lugar íntimo al que todos sus hijos tienen acceso. En su corazón existe una habitación donde podemos estar a solas con Él y nuestras situaciones. En el Salmo 91 nos promete que si “habitamos al abrigo del Altísimo, moraremos bajo la sombra del Omnipotente”, y estaremos fuera de peligro. En sus brazos encontramos la máxima seguridad. Salir a la calle hoy día, a cualquier hora es exponerse al peligro, hasta de muerte, y aún en nuestras casas pueden tomarnos por asalto. Dios te llama a mantenerte tan cerca de Él, como nunca; No le busques únicamente cuando le necesitas, no se trata de visitar, sino de habitar. Cuando Dios está cerca el mal permanece lejos. Solo Dios puede librar.