Dios va más adentro, por encima de lo que creemos desear, viaja a lo profundo de nuestro ser y desciende a lo más recóndito y escabroso de nuestra necesidad, lo sabe todo. Conoce lo que deseamos sobrevolando el límite de lo que creemos desear, trasciende tiempo, recuerdos y sueños y traza un verso de tiza entre sus nubes para preparar el descenso de una lluvia de insospechadas bendiciones. Ni aun tu suspiro le es oculto…
¿Hacia dónde iré con mi canción, cómo podría huir de su presencia, por qué renunciar a mi paraíso de ilusiones? No hay paraíso sin Dios. Pero si entras en mi interior, tocaré las nubes con mis dedos y las palmeras servirán champagne de luna llena.
Abrí mi corazón y floreció, abriste mis ojos y soñé.