Desde su origen, el hombre busca maneras de alcanzar a Dios, un Dios que se deja encontrar (Isaías 65:1) y se acerca a quienes se le acercan (Santiago 4:8). No obstante, el hombre quiere hacerlo por mérito propio, buscar a Dios por sus métodos, pero Él ya se acercó y reveló al hombre sin pedirle opinión. Nos amó primero y nada tuvimos que ver.
Cuando algunos conducen no quieren parar, pedir ayuda o dirección, necesitan probarse a sí mismos; de igual forma, ¡al hombre le es difícil aceptar el regalo de Dios, Jesús! ¡Él es el camino! Dios determinó no dejarse encontrar mediante la sabiduría, sólo mediante la fe al único que ha dicho: “¡Nadie puede venir al Padre si no es por mi!”