En un momento confrontador e iluminador Jesús le dice a la mujer Samaritana: “Si tú supieras quien es el que habla contigo…”. Cada persona en nuestras vidas llega con una misión sagrada, son una palanca, un motor, un mensaje, un camino, un medio puesto estratégicamente por Dios para nuestra bendición. Aun los que no se comportan bien nos enseñan algo “necesario”. No niego que hay los que son un mal necesario y los que son “lo mejor que nos ha pasado”, quiero enfatizar la importancia de saber quién es quién en tu vida y como te relacionas con eso… Cuando termina la misión de ellos, aunque estén cerca, distancias invisibles nos separarán, y mientras deban permanecer, ni tiempo, fuerzas o abismos podrán impedir que el propósito se cumpla. Tal cual.

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