Estoy segura que la vida de las personas escogidas para planes muy específicos de Dios no son solamente personas muy especiales y amadas, también son gente que será bien entrenada, disciplinada y bien pulida para la tarea. Dios los hará pacientes en las pruebas, prudentes ante los desafíos, con criterio propio cuando se requiera, a prueba de autosabotaje, llenos de osadía en el desierto, temibles ante el enemigo y maduros frente a sus cercanos. Ellos serán en muchas áreas un reflejo esperanzador y bien definido del Señor en momentos cumbres. Su luz alumbrará las cavernas de muchos corazones y las tinieblas de intransitables circunstancias solo porque en sus procesos supieron que “las cosas se pueden poner muy mal antes de estar mejor” Ellos saben que saben quienes son para Dios.