Relata Elaine Sólowe del Kibbutz Ketúra en Israel haber sembrado una semilla de dátil de 2.000 años, encontrada por arqueólogos en Masada. Apodado “Matusalén”, el hoy árbol tiene ya siete años. Este asombroso descubrimiento y aún la decisión de hacer germinar a “Matusalén” nos ilustra sobre tantas verdades potenciales atrapadas en la sequía de corazones, que no tienen la fe para hacer que germinen las promesas de antaño. La terquedad, la dejadez y la incredulidad conspiran para dar por perdida e insignificante, en las arenas del olvido, las semillas de bendición que Dios nos entrega.
Un corazón inteligente es diligente, valora, cuida y ama sabiamente. Dios señaló tú corazón para hacer germinar milagros sin precedentes. Creer es sonreír cuando la lluvia del cielo cambia la aridez de nuestra lógica desesperanza.