No todas las verdades son masticables, algunas, es necesario tragarlas como píldoras. Por ejemplo, no hay éxito sostenible sin madurez, el éxito está destinado a descender, la madurez a empinarse. El éxito siempre sacudirá nuestro carácter para bien o para mal, con el manejo del poder como con el de nuestras debilidades y desafiará nuestra integridad. Cuidado con confundir las sombras de importantes experiencias con la luz de la madurez, mucho menos usar estrategias que deforman el alma, atrofian las relaciones y nos desarman emocional y espiritualmente. El egoísmo siempre nos llevará al protagonismo, mientras que amor nos conduce a madurar aún en el ocaso de una relación. Amemos siempre. Éxito es la lección aprendida de un fracaso anunciado.

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