La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) se ha erigido en obstáculo para que el país logre la excelencia docente necesaria para elevar la calidad de nuestro sistema educativo. Renuentes a ser evaluados, han aceptado someterse, pero a condición de que se pase con 60, no con 70, como propone Educación. Se pasan la vida parando la docencia por cualquier cosa y piden mejoras salariales, en lo que se les ha complacido y ganan ahora como nunca, pero que no les hablen de someterse a un mínimo control de calidad, 70 puntos para pasar y seguir enseñando. Cuán caro nos han salido ese sindicato y su obra: la mediocridad.