Los milagros siempre se producirán donde el amor de Dios se encuentra con la fe del hombre. Más que el componente de la fe, Dios hace milagros porque quiere, porque es misericordioso, y porque nos ama irremediablemente!
San Pablo enseñó que “la fe obra por el amor”, y necesitamos la fe que conquista las fuentes de lo sobrenatural y se encuentra con los cauces desbordados del corazón del Padre!
Los milagros viajan en la aeronave de la fe, y llenan su equipaje con el amor de Dios. La fe se embarca en lo imposible, pero el amor aprueba lo inconcebible, la fe sacude y el amor purifica, la fe hace ruido y el amor calla, la fe reclama y el amor entrega.