Sin darnos cuenta caemos en poner la confianza en nuestros logros por encima de Aquel que nos ha enviado a una misión; independientemente de logros y opiniones humanas, el parecer de Dios dista mucho de la aceptación social, el busca que sus planes de bien se consoliden y que nuestra obediencia sea la tuerca que aprieta cada tornillo en la columna, sus palabras son acero, sus ideas son puentes, su revelación es camino y su misión es propósito.
Al entenderlo dejamos de depender de los resultados para ceñirnos al tronco, a la base del puente y a la palabra rema… Cada líder debe ser intencional, debe cumplir con Dios antes de llenar las expectativas públicas o la satisfacción interior…