La ciencia finalmente confirma el impacto directo que tienen las relaciones y afectos en la salud y longevidad humanas. Tal descubrimiento revela que los “telómeros”, unas pequeñas estructuras en los terminales de los cromosomas, son vitales en la extensión de la expectativa de vida, y esto ocurre siempre que conectamos afectivamente con seres amados y nos exponemos a afectos sinceros y profundos. Cabe entender que amar puede alargar la vida, pero seguro elevará la calidad de ella. Si bien se dice que somos lo que comemos, a la luz de este estudio “somos la calidad de la gente que puede atravesar las puertas de nuestro corazón”.
En tiempos donde la tecnología ha dormido la empatía humana, se precisa entender que la vida tiene un lenguaje, amar y un propósito, ser amado. Despierta.