En ocasiones la vida nos pone por estrecho empujándonos a una calle sin salida donde la única alternativa es retornar, allí inicia la litis entre lo que decidiste con valor y lo que realmente deberías hacer, entre lo pronosticado y lo anhelado y aunque tu corazón aun arde, tu mente tiembla bajo cero. Devolverte sería atravesar un tipo de infierno. Es cuando la fe es esa lámina de luz nocturna que esquiva la puerta, la mano amiga que te encamina por el trecho de la determinación, tu excusa para vencer lo imposible, tu herramienta para burlar la realidad; úsala, estírate, inspírate y sigue inspirando, algunos nacimos para darlo todo, a veces perdiéndolo todo, pero sólo momentáneamente, porque no es un perdedor quien ha vaciado sus manos pero le rebosa el corazón.