Comúnmente muchos miran espiritualmente de la misma manera que algunos observan el mundo natural. De lejos ven claramente los resultados antes de que siquiera afloren, pero ven borrosamente sus propias circunstancias siendo incapaces de entender los eventos de su misma vida. Otros saben absolutamente todo lo relacionado a su entorno, intuyen y disciernen expresiones cuasi imperceptibles, desarrollan una inteligencia emocional brillante y manipulan a los visionarios más experimentados mientras ellos mismos pierden la perspectiva de su existencia tratando de llevar la ajena; por último están quienes traspasan el velo, saben que la historia se repite para quienes viven en el despiste, que solo hay un ciego peor al que no quiere ver, y es el que cerró los ojos a lo que venía pero lo profetizó como un gran vidente.