En 2006 se publicaron en Europa varias series de caricaturas satirizadas del Papa. En ellas, el Obispo de Roma y jefe espiritual de más de 800 millones de católicos, figuraba en situaciones ridículas. Una en particular lo mostraba en una playa exhibiendo una exuberante barriga y un pequeño traje de baño.

Muchas de esas caricaturas, concebidas tras una visita a España de Juan Pablo II, fueron años después publicadas en el diario La Mañana, de Lérida. Posteriormente, la cadena de televisión MTV difundió la serie titulada “Popetown” (Ciudad del Papa), un conjunto de películas basadas en dibujos animados protagonizada por un Papa loco, excéntrico, en la que se muestra también a un cardenal corrupto y criminal. En esos días, en Europa se anunció una exposición denominada The Pope, Humor Sant (El Papa, humor santo), que contenía 80 caricaturas satirizadas del jefe de la Iglesia, si bien no se hacía contra ningún Pontífice en particular, sino valiéndose de la imagen de un Papa genérico.

“En ninguno de estos y otros casos, los católicos alrededor del mundo salieron a quemar neumáticos ni a destruir embajadas”.

Tampoco el Vaticano hizo publicar una “fatua” para condenar a muerte, donde quiera que se encontraran, a los responsables de esas acciones contra la Iglesia. La publicación de caricaturas de Mahoma por diarios de Dinamarca y Noruega, si mal no recuerdo, produjo, en cambio, en el 2006, una reacción desproporcionada y violenta en varias ciudades europeas y los responsables de la publicación fueron sentenciados a muerte por líderes islámicos, al considerar dicha publicación como una ofensa al Profeta. Igual sucedió después en París con el asesinato de periodistas de una revista satírica.

Embajadas de esos y otros países fueron incendiadas en capitales de naciones islámicas en reiterada y sorprendente demostración de un fanatismo religioso irracional que tiene al mundo de rodillas.

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