La resurrección de Jesús, tres días después de su crucifixión , es el aspecto medular que sirve de sustento a la fe cristiana. Si Jesús no hubiese resucitado, sería un profeta más de la antigüedad que vino a proclamar la salvación, pero que con la muerte se frenaron todos sus esfuerzos. Con la resurrección, Jesús confirma que fue un profeta diferente porque era el verdadero hijo de Dios, que fue capaz de vencer la muerte, confirmando que era el enviado de Dios para garantizarnos la salvación.
Si Jesús no resucita y se queda en la cruz, su acción hubiese estado incompleta. El apóstol Pablo lo define en 1era de Corintios 15:13, cuando afirma: “Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe”. La gran fortaleza de Jesús es haber dejado la tumba vacía y haber vencido la muerte. Esa acción es la mayor motivación para que sigamos su ejemplo y prediquemos sus enseñanzas.
Algunos dirán que no existen pruebas de la resurrección de Jesús, pero quienes afirman eso son los mismos que no creen que Él fue el enviado de Dios para entregar su vida por nosotros. Hay muchos testigos y evidencias históricas de la resurrección de Jesús. No solo fueron las mujeres que llegaron al sepulcro o los apóstoles que vieron al Jesús resucitado, sino que decenas de personas lo vieron, entre ellos varios que no creían que Él fuera el Mesías. Entre los que le vieron vivo está uno de los guardias que participó en su crucifixión. La resurrección es el hecho que le da fortaleza a todos los discípulos del Maestro para ir por el mundo a predicar y ganar almas.
La resurrección confirma que, tal y como se establece en Juan 3:16, Jesús fue enviado a la tierra por Dios para que se sacrificara por nosotros y para que “todo aquel que en Él crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Esto significa que con la muerte y resurrección de Jesús se confirma plenamente que es verdad lo que dice la Biblia y que Dios nunca deja de cumplir lo que promete.
La resurrección es la confirmación de que nada puede contra la voluntad de Dios, que los planes que tiene con nosotros se van a cumplir por encima de todo, incluido el fin de la vida terrenal. Todos tenemos temor a la muerte. Pero Jesús venció la muerte y con ello nos da la esperanza de que todos seguiremos su camino y con la victoria de Él, ya nosotros también tenemos garantizado que la muerte será vencida y encontraremos la vida eterna.
La resurrección de Cristo Jesús es una prueba contundente de que el evangelio es verdadero. Desde el antiguo testamento se profetizaba la llegada de Jesús, su sacrificio por nosotros y su resurrección, como señal de victoria. La resurrección ratifica que la palabra de Dios es verdadera, firme y eterna. El apóstol Pablo lo dice con una gran firmeza cuando afirma que la resurrección no solo es esencial en nuestro accionar como cristianos, sino que es la pieza que consolida todo lo que hacemos como discípulos de Jesús.
La resurrección se convierte en una esperanza para caminar por la vida con la luz del perdón y del amor. Dios nos perdonó y Jesús entregó su vida para canalizar ese perdón. Con Jesús resucitado hemos nacido de nuevo, hemos alcanzado una herencia eterna de vida y esperanza. El apóstol Pedro lo afirma con claridad meridiana cuando afirma: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes…” (1ra de Pedro 1:3-4).
La resurrección es la clave del cristianismo. Es una vía para que podamos asumir a Jesús como Señor y Salvador, y así obtener el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. La resurrección de Jesús es la muestra de confianza para todos los que creemos en Él, tengamos la certeza de que también venceremos la muerte. Jesús se lo dijo muy claro a Martha cuando se produjo la muerte y la resurrección de Lázaro. Jesús le dijo a la Martha que dudaba, lo siguiente: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?’” (Juan 11:25-26). Creamos en Jesús, abrazemos su resurrección y nuestras vidas serán totalmente transformadas.