República Dominicana siempre ha sido criticada y perjudicada por supuestos maltratos a haitianos, denunciados alegremente por “defensores de los derechos humanos”.
Nuestro país, a lo largo de la historia, siempre ha sido un soporte para la comunidad haitiana, y estamos en nuestro derecho de defender las aguas del río Masacre y de otros acuíferos que compartimos con el vecino país.
Las acusaciones de racistas, xenófobos y otras barbaridades no son atribuibles a un país cuyo presupuesto de salud es destinado en un gran porcentaje para la atención de haitianos, en su mayoría ilegales.
República Dominicana gasta cada año miles de millones de pesos solo en parturientas haitianas, que cruzan la frontera con el propósito de recibir atenciones médicas en nuestro país, a costa del dinero del presupuesto nacional, que es aportado por el sudor de los dominicanos.
Solo en 2021, República Dominicana gastó unos RD$10,000 millones en parturientas extranjeras y el 40% de los partos en los hospitales nacionales fue de haitianas.
La atención de República Dominicana hacia Haití siempre ha estado por encima de las posibilidades de un país de escasos recursos, como lo planteó el presidente Abinader frente a la pregunta irrespectuosa de la estudiante de la Universidad de Columbia, Lizzy George-Griffin.
Gracias a Dios los clamores por Haití del presidente Abinader han sido escuchados y respaldados por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien, en su intervención en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), instó a ese organismo a autorizar el envió a esa nación de una fuerza internacional para ayudar a la policía a luchar contra las pandillas.
Esperamos que esa solicitud sea apoyada por otros países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a Francia.
La acogida de los haitianos por “los racistas dominicanos” ha sido tan grande que han superado en adquisiciones de propiedades inmobiliarias en el territorio nacional a estadounidenses, quienes en los últimos años han comprado en esta nación más de 250,000 viviendas y apartamentos.
No es justo que tomen ahora el argumento del cierre de la frontera para atacar de nuevo la bien ganada imagen de República Dominicana, con lo cual atentan contra nuestro turismo, la inversión extranjera y otros negocios en crecimiento por la confianza en este país.
Apoyamos las acciones tomadas por el presidente Luis Abinader para hacer respetar nuestros derechos frente a provocadores haitianos, aunque con ellas se pueda lastimar la economía nacional y a inocentes del vecino país, lamentablemente. ¡Gloria eterna para República Dominicana¡.