Motivado por la expansión de los programas de vacunación, los avances en los tratamientos médicos, y el resguardo de las medidas de prevención ante el coronavirus 2019, el mundo empieza a reponerse y sacudirse de sus terribles secuelas.
Gobiernos y pueblos emprenden iniciativas para agilizar y ampliar los programas de vacunación y adoptar medidas de emergencia que contribuyan a rescatar la economía, afectada seriamente en la industria, el comercio, el turismo y los empleos.
Mientras que la Organización de las Naciones Unidas exhorta a que en los próximos meses los países acometan un intenso esfuerzo reconstructivo, Antonio Guterres, su secretario general, caracteriza los daños del COVID 19 como “la mayor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial.”
Anteayer el Congreso de Estados Unidos aprobó al presidente Joe Biden un paquete de recuperación económica ascendente a 1,9 billones de dólares para hacer frente a las devastadoras secuelas de la pandemia en la economía norteamericana.
Esa aprobación es especialmente importante para nosotros porque esos programas de rescate favorecerán a parte de los cientos de miles de dominicanos que viven en USA, muchos que han perdido sus empleos o quebrados sus negocios o que simplemente sobreviven en muy estrechas condiciones de vida, agravadas por la pandemia.
Pero hay otra no menos importante señal que envía Estados Unidos a los gobiernos y los pueblos del mundo con la referida aprobación, y es que debe imponerse como imperativo del momento atacar de manera contundente los daños causados a la humanidad, a los pueblos del mundo, por la terrible pandemia que nos ha abatido.
Históricamente los dominicanos hemos sabido ser resilientes ante las adversidades naturales, sociales y políticas, mostrando extraordinarias cualidades para reponernos y seguir adelante.
He venido planteando que las tremendas secuelas que deja el Coronavirus en los aspectos sanitario, económico, social y cultural plantean oportunidades para que demos un salto de calidad que nos permita sobrepasar los claroscursos, los patrá y palante en que vivimos, según Bosch originados en una arritmia histórica provocada por la ausencia de desarrollo y conciencia de nuestras clases sociales.
Que debemos hacer un alto en el camino para convertir todas nuestras potencialidades en un modelo de desarrollo sostenible, irreversible.
En su discurseo de rendición de cuentas el 27 de febrero el presidente Luis Abinader trazó las líneas maestras de un gran plan nacional que con la cooperación de todos sea convertido en torrentes de recuperación y despegue del país.
El momento es oportuno para unirnos todos alrededor del imperativo que es el rescate y la recuperación a que estamos obligados, como el resto de los países.