En abril del 2015 y en octubre del 2019, cuando como todo parecía que se iba a derrumbar entre los dos líderes principales del país en ese momento, Danilo Medina y Leonel Fernández, escribí una reflexión que quiero rememorar y readecuar a este tiempo donde, después de la amplia derrota sufrida por ambos en las pasadas elecciones municipales, resulta necesario que ellos reflexionen y asuman pasos firme acordes con un real sentido de la historia.
Decía en aquel momento que “en la Biblia hay un pasaje donde Jesús le muestra a sus discípulos y al pueblo la importancia de permanecer unidos en un propósito y de no dejarse confundir por los enemigos. Ese pasaje está en el libro de Lucas, capítulo 11 del versículo 14 al 20. Allí se narra que cuando Jesús le saca un demonio a una persona muda, esta persona habló y “todo el mundo se maravilló”. Pero los enemigos de Jesús y los que le provocaban cada vez que él hacía un milagro, empezaron a decir que el poder que tenía Jesús se lo daba Beelzebú, el príncipe de los demonios, y no Dios, su Padre Celestial.
Jesús, que conocía a fondo el pensamiento y el corazón de ellos, se dio cuenta que sus enemigos lo que querían era indisponerle en contra de su Padre y les dijo esta frase que tiene vigencia por siempre: “Todo reino dividido está condenado al fracaso; y una casa dividida contra sí misma, cae”. Y esa es una gran verdad que tiene vigencia en todos los tiempos y en todas las circunstancias. La división es uno de los grandes males que afectan a cualquier entidad, agrupación o poder, y los lleva de manera inexorable a debilitarse y desaparecer. Hay un refrán popular muy conocido que expresa lo siguiente: “Divide y vencerás”, pues la división es el paso inmediatamente anterior a todo fracaso, a toda derrota y a toda pérdida de las perspectivas de un proyecto de cualquier naturaleza.
Si existe un reino, un gobierno, una agrupación social o popular donde sus miembros no respetan las normas y cada quien está tratando de imponer sus criterios e intereses por encima de los intereses generales del colectivo, entonces el fracaso y la derrota son inminentes. Una casa donde el padre y la madre están constantemente peleando y en desacuerdo, donde los hijos no respetan a los padres y están insubordinados de manera permanente, donde el caos, el desorden y la división sean la norma, esa casa camina a desintegrarse. Muy bien lo dijo Jesús “una casa dividida contra sí misma, cae”.
Estas enseñanzas de Jesús deben ser un espejo donde se miren hoy en día, nuevamante, los dos principales líderes del PLD y del Fuerza del Pueblo, Danilo Medina y Leonel Fernández. Ellos deben asumir su papel ante la historia y pactar para ir juntos de manera total en las próximas elecciones, junto con Abel Martínez y Miguel Vargas. De no hacerlo, todo apunta a una exigua participación en las elecciones presidenciales y congresuales de mayo.
Muchos de los asesores que están del lado de Danilo, Abel y Leonel les están vendiendo la idea de ir separados, para que cada partido logre su real votación y así frenar la posibilidad de que Luis Abinader gane en primera vuelta. Otro grupo de amigos de ambos, entre los que me incluyo, entendemos que esa visión no es correcta, creemos que Danilo y Leonel deben caminar juntos y unidos ahora, deben practicar nuevamente la unidad que históricamente tuvieron y que les dio tan buenos resultados. Jugar a una segunda vuelta de forma separada es abrir el camino expedito para que Luis gane en la primera. Después, solo habrá lamentos…
Danilo debe rescatar su sentido de la historia. Abel debe saber valorar que ya ha construido una figura presidencial y tiene mucho futuro político. Leonel debe entender que ya él ha sido presidente por tres ocasiones y debe dar paso a las nuevas generaciones políticas. Ellos tres, Danilo, Abel y Leonel, deben hacer suya la enseñanza de Jesús y entender que “todo reino dividido está condenado al fracaso; y una casa dividida contra sí misma, cae”. Que Dios los ilumine.