Es el título de un libro que me interesó al verlo en las redes por supuesto, editado en México y no solo trata de la penetración de las redes sino del intento de controlar las mismas.
Esos intentos aun cuando en ciertos momentos ha sido posible, terminan resultando más que difícil controlar lo que se dice en las mismas. Para algunos es la democratización de la comunicación, es la forma de evitar que empresarios y gobiernos controlen lo que, en los medios de comunicación tradicionales, radio, televisión, revistas periódicos se puede publicar.
En nuestro país hemos visto como en las redes se consiguió el aumento del presupuesto de Educación al 4% y la movilización del movimiento verde ambos, como muchas otras cosas, fruto de la penetración de las redes.
Así como se democratiza la comunicación se cae en el error de perder la razón y el sentido del respeto, cualquiera cree que puede utilizar las misma para insultar a una figura pública, incluso se llega al extremo de faltar al respeto al propio Presidente confundiendo lo que pueden ser las criticas normales de una democracia con lo que significa la investidura del primer mandatario de la nación.
En Guatemala la renuncia, tal y como narra el libro, tanto la vicepresidenta y luego del propio presidente en gran medida debieron renunciar gracias a la presión del hashtag #renunciaya. La presidencia de Donald Trump en gran medida se debió al uso que este dio al Twitter, pues a pesar de su enfrentamiento brutal con la prensa en especial con CNN, a quien llamo “noticias falsas”, se convirtió en mandatario de la nación más poderosa del mundo.
El Facebook, el Twitter, el Instagram, el LinkedIn y el WhatsApp se han convertido en medios sociales para transmitir noticias de todo tipo, desde aquellas que pueden ser de provecho a la población, informaciones sobre huracanes, informaciones médicas, advertencias sobre el tránsito, pero también como lo que vimos hace unos días una foto de niños famélicos de África como si los mismo vivieran en nuestro país.
Para los negocios, sin duda el Internet se ha convertido en una herramienta esencial, pensar que hace menos de quince años cualquier proceso de compra podía tardar meses, ahora se realiza en segundos.
En las redes podemos buscar los perfiles de las empresas, de sus directivos, de suplidores, es un mundo abierto a todas las posibilidades sin dejar de reconocer los riegos que las propias redes traen consigo.
Exhibición innecesaria de qué se tiene, qué se hace y dónde se está. El riesgo de cambiar fotos de una persona por otra, niños con posibilidad de acceder a páginas no aptas para su edad, la promoción de la pornografía infantil y de mayores, la venta de productos falsificados, robo de datos de tarjetas de crédito y cuentas bancarias, etc.
Algo común en muchas empresas es la pérdida de tiempo, ya que muchos de sus colaboradores se malgastan tiempo en Twitter o en WhatsApp, razón que ha obligado a muchas compañías limitar el acceso a las redes. He estado en iglesias donde se instalan limitadores de la señal de internet porque los feligreses no pueden estar media hora sin ver sus celulares. Familias y parejas que salen a un restaurant y en vez de conversar están pegados todo el tiempo del celular.
Lo peor de todo es tener que soportar a los que no usan el sentido común, algo que muchos han perdido o nunca han tenido. Olvidan que un recurso útil puede ser peligroso a la vez y que el que abusa de las redes puede al igual que en la radio o la televisión ser demandado por difamación y su cuenta puede ser cerrada por el proveedor.
Países como los Estados Unidos que enfrentan el peligro del terrorismo tienen una serie de sistemas de vigilancia y control donde ciertas palabras que puedan ser usadas en la red son detectadas y el usuario pasa a una base de datos donde se le da seguimiento para evitar cualquier acto que atente contra la seguridad de la nación.
Algunos entienden que en poco tiempo no existirá privacidad. Yo creo que ya es así, se puede dar seguimiento a cualquier persona con el celular, se pueden violar las claves de las empresas y aquellas que tienen procesos patentados o formulas en las que han invertido tiempo y dinero estar expuestas al hacker o pirata informativo que ha obligado a instalar miles de protecciones para evitar estos daños.
En nuestro país no hemos llegado al extremo de México de controlar las redes, algo que considero imposible, pero acabamos de aprobar un proyecto de ley donde las críticas a un candidato político sin tomar en cuenta si es delincuente de cualquier tipo puede resultar en prisión para el que publiqué algo en las redes. Sin dudas un intento de la clase política de controlar lo que pueda decirse a través de este medio.
Lo importante es que el usuario entienda que es un medio excelente de comunicación, todo lo que escribe queda registrado y nunca debe usarse para propósitos de dañar reputaciones o difundir noticias falsas, de lo contrario estaríamos perdiendo el medio más democrático de poder difundir la verdad.