El presidente Danilo Medina desde el inicio de su primer gobierno ha dado muestras de preocupación para que los centros asistenciales de salud pública sean remozados, reparados o reconstruidos.
Entre los cuales vale destacar el levantamiento de la Ciudad Sanitaria Dr. Luis Eduardo Aybar, que para su construcción hubo que demoler el antiguo hospital “Morgan”; una obra de gran magnitud que contará con 12 edificaciones inteligentes y que transformará el sistema de políticas públicas en el sector salud.
Esto indica que el primer mandatario tiene la voluntad de invertir para que los pobres de este país tengan mejores atenciones en los servicios de salud.
El 24 de agosto del 2013, se inicia el más grande y ambicioso plan nacional de recuperación de hospitales públicos en la República Dominicana. El Ministerio de Salud Pública efectuó el sorteo para la reconstrucción de 56 hospitales, por un valor de 3 mil millones de pesos, con la participación masiva de 1,832 oferentes calificados entre ingenieros y arquitectos adscritos al Codia, así como empresas individuales.
Estos sorteos se realizaron con la supervisión de la Dirección General de Contrataciones Públicas, la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) y el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), en el salón Independencia del Ministerio de Defensa.
El Dr. Freddy Hidalgo, pasado ministro de salud, anunció el jueves 20 de febrero del 2014, el inicio de estos trabajos tendentes a revolucionar el sistema hospitalario dominicano.
En una información del matutino Listín Diario fechada el 3 de septiembre del 2015, la Dra. Altagracia Guzmán Marcelino, actual ministra de Salud Pública, traspasó a la OISOE todas las construcciones y reconstrucciones de 56 hospitales y más de 50 Centros de Atención Primaria que hacía un tiempo ejecutaba la cartera de Salud en todo el país y que estaban avanzadas esas obras entre un 30% y 70%. Anunció que le entregaría el presupuesto que tenía ese ministerio para las edificaciones ascendente a más de RD$ 2 mil millones, de los cuales habría invertido una partida superior a los RD$ 1,000 millones.
Estas infraestructuras hospitalarias han presentado muchos inconvenientes para su terminación. De acuerdo a la OISOE, estos proyectos han sido rediseñados en colaboración con el Ministerio de Salud y la Oficina Panamericana de la Salud (OPS), para adaptarlos a las nuevas normas establecidas. Esto trae muchas interrogantes, porque precisamente estos diseños vienen de la Dirección de Ingeniería del Ministerio de Salud, donde OPS tiene presencia permanente, por lo que no es excusa para esos atrasos. Lo que demuestra falta de planificación estatal o un grave problema en el seguimiento de su ejecución.
Hay que destacar que en la terminación de estos hospitales se ha ido todo en anuncios y promesas incumplidas, y no hay forma de concluirlos.
El 20 de enero del 2018, el Ing. Francisco Pagán, director general de la OISOE, garantizó que entregarán 50 hospitales listos, antes de que finalice marzo de este año.
Es importante recordar que a finales de julio del 2016, el mismo Ing. Pagán, había proclamado que 25 de los 56 hospitales asignados a su oficina, serían entregados entre los meses de marzo y abril del 2017. Lo que nunca sucedió.
El 24 de agosto de 2017, el ministro administrativo de la Presidencia Lic. José Ramón Peralta, declaró que el gobierno invertiría la suma de 1,988 millones de pesos para terminar 30 hospitales, y que los mismos serían totalmente equipados e inaugurados antes de que finalizara el 2017.
La realidad es que sólo se concluyeron 11, en atención a lo informado el 15 de diciembre por el doctor Nelson Rodríguez Monegro, director del Servicio Nacional de Salud (SNS). En cambio, el Ing. Pagán afirmó que han sido 12 los hospitales terminados al 20 de enero de 2018.
Los funcionarios deben interpretar los sentimientos y acciones del presidente Danilo Medina, el cual proclamó que para el presente año 2018, entre otras prioridades, está la de terminar 60 centros hospitalarios para el beneficio del pueblo dominicano. Lo cual evidentemente, es un reto que debe ser cumplido. Porque de promesas ya la población está saturada.