En mis cursos de liderazgo y en mi vida personal me encuentro, con más frecuencia de la que desearía, el problema de la culpa.

Muchos líderes tienen colaboradores, y hasta equipos completos, que no son funcionales. ¿Quién es el culpable de que las cosas no salgan como deberían?

Para mí no es relevante quién es culpable de lo que sucedió, pero sí quién puede ser responsable de lo que sucederá.

Comencemos de manera general: Si tengo algunos colaboradores que no son aptos para el puesto, ¿qué ha pasado? Puede ser una mala elección o que no los hayamos entrenado. Quizá tienen una crianza que no va acorde con mi forma de liderar. O muchas otras razones.

La realidad es que están en mi equipo y me impiden ser totalmente funcional. O encuentro cómo hacerlos funcionar, o los asciendo a clientes. ¿De quién es la responsabilidad de lo que sucederá? No importa quién haya sido culpable de lo que sucedió hasta ahora, solo tengo en mis manos lo que puedo hacer suceder.

¿Tienes personas a tu alrededor que no te resultan como deberían ser? No las has criado, salvo quizá a tus hijos, pero puedes hacer que la relación sea de provecho. Personas tóxicas pueden tener un límite de tiempo y de mala vibra a nuestro alrededor.

Amigos que todo el tiempo se están quejando nos estresan. O nos traen sus buenos momentos también, o les limitamos el tiempo disponible para ellos.

¿No puedes hacer eso con esa persona que tanto aprecias y que te necesita para descargar sus problemas? Pues te cuento que cuando termines con ese amigo y te veas con otra persona, quizá comenzará a sufrir el otro la consecuencia de esa carga energética negativa que ahora tienes. ¿Quieres eso?

No soy culpable de muchas cosas, pero podré serlo de tantas que sucederán, si teniendo en mis manos las mejores decisiones, no las aplico por miedo a ser culpable.

¿Puedes analizar algo que te molesta y no eres culpable, y accionar siendo responsable para que cambie?

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