El pasado 16 de abril, el senador Félix Bautista respondió a la polémica suscitada por la introducción al Senado de la República de la versión final del proyecto de ley que crea el Sistema de Apoyo Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Bautista expresó: “Todos los actores serán escuchados para dotar al país de una legislación eficaz. Cuando se somete un proyecto de esta naturaleza, luego de ser remitido a la comisión correspondiente para su estudio, se invita a participar en las reuniones de trabajo de las comisiones a todos los sectores vinculados para que tengan la oportunidad de aportar sus opiniones y manifestar sus desacuerdos”.
Primero, quisiera agradecer al senador Bautista por su iniciativa. Es imperativo que todos los hombres pasen de ser espectadores pasivos, a multiplicadores activos contra la violencia machista. Y qué bueno que ha mostrado apertura al debate público sobre su pieza legislativa porque, senador, ¡ahora hay muchas especialistas que quisieran hablar con usted!
Lo segundo es que existen obstáculos fundamentales que necesitamos consensuar en el afán de proveer a la sociedad dominicana el mejor proyecto de ley posible.
Es una imposibilidad erradicar la violencia machista sin la participación activa del movimiento feminista. De hecho, ni usted ni yo sabríamos nada sobre este tema, si no fuese por el esfuerzo de innumerables mujeres (algunas figuras públicas y muchas más desconocidas), que han liderado esta batalla desde tiempos inmemoriales. Por lo tanto, intranquiliza que sea excluido del sistema y debe ser reintroducido. Igualmente, no se debería derogar la Comisión Nacional de Prevención de la Violencia Intrafamiliar y contra las Mujeres (Conapluvi).
Constituiría un avance significativo introducir el feminicidio en las leyes dominicanas. Este proyecto contempla el ‘feminicidio’ (más bien, el perfil del feminicida) y el ‘feminicidio conexo’. Pero sabemos que, en la mitad de los casos, nunca existió una relación de pareja. Esa tipificación reduccionista le permite al Estado aparentar ante la población que los crímenes son menos, cuando en realidad se están manipulando cínicamente las estadísticas.
Todos los feminicidios representan una tragedia irreparable para esa mujer, para su entorno y para la sociedad. Por lo tanto, cada feminicidio debe ser considerado igual de grave. Esto incluye el ‘feminicidio no íntimo’, que no está contemplado en el proyecto de ley. ¿Cuál es ese? El 31 de marzo del 2017, una anciana de 82 años de una comunidad de Yamasá, fue violada y asesinada por varios hombres extraños quienes irrumpieron en su casa. Ella no conocía a esos hombres, pero ser mujer estuvo intrínsecamente ligado a su asesinato. Ese crimen debe ser tipificado como ‘feminicidio no íntimo’ y sancionado con la penalidad correspondiente.
De manera preocupante, el proyecto contempla el feminicidio, el feminicidio conexo, la violencia física, la violencia emocional y la violencia psicológica, sólo en el marco de una relación de pareja o expareja. También causa desconcierto que en ninguna parte se sanciona la violencia intrafamiliar. Tengo entendido que los organismos internacionales se quejan de que la ley 24-97 se concentra “demasiado” en la violencia intrafamiliar y no representa, en sí, una ley contra la violencia machista. Pero, ¿tiene que ser una cosa o la otra? ¿Por qué no incluir la violencia intrafamiliar de manera paralela a las demás?
Cabe destacar que el Departamento de Prevención a la Violencia del Ministerio de la Mujer fue reconocido en el año 2016 como el mejor valorado de los servicios públicos, por más de un 95% de las usuarias encuestadas por el Ministerio de la Administración Pública. Ese departamento, que funciona bajo el liderazgo tenaz y comprometido del Viceministerio encargado de las Políticas de Igualdad, representa una verdadera joya para la institución: su dedicación, profesionalidad y el trato humano para todas las mujeres que apoyan, debe ser reforzado, no disminuido. Por lo tanto, preocupa que, según este proyecto, sería subsumido ante el Ministerio Público.
Aunque presenta debilidades significativas, la pieza es perfectible. Ojalá los actores del sistema pongan de lado sus diferencias y se concentren en lo que siempre debe primar como norte: el bienestar de todas las mujeres y niñas afectadas por violencia machista. Por favor.