Este popular refrán, popularizado por Eurípides en su tragedia Ifigenia en Áulide, y de uso extendido en la antigua Grecia, viene como anillo al dedo para calificar el sepulcral silencio que ha guardado el gobierno de la opacidad frente a la denuncia presentada por la Fuerza del Pueblo, asociada a la puesta en marcha de la «operación bono por voto».
Es la reacción asumida por el gobierno del cambio ante una verdad revelada. No han manifestado objeción alguna y se han mantenido callados, aceptando tácitamente su culpa ante la descarada compra de votos que están haciendo con los «chelitos del pueblo».
En su acostumbrada comparecencia ante la prensa el presidente ha guardado silencio ante la contundente evidencia que hemos presentado. Demostramos que han abultado con fines electorales los padrones de beneficiarios de los programas Aliméntate, Bono Gas y Bono Navideño.
Se les ha desdibujado la sonrisa. Se les nota tensos y preocupados. El uso de los fondos públicos para manipular la voluntad popular los ha puesto en evidencia. Sus actos los delatan. Ha quedado al descubierto que no están a favor de la eficiencia, y mucho menos de la transparencia y de la rendición de cuentas.
La opacidad es la marca registrada en este gobierno para manejar los asuntos públicos. Los recursos del pueblo dominicano se despilfarran para mejorar la menguada imagen presidencial, para fomentar las Alianzas Públicas y Privadas para los Amigos del presidente (APPPA), para favorecer con el no pago de aranceles a las importaciones para un pequeño grupo de privilegiados, y también se utilizan para la compra de votos.
Cuando un gobierno sin legado está acorralado y desesperado actúa de forma facciosa e irracional, sin reparar en las consecuencias de sus actos. Desde que llegaron al palacio han despilfarrado los «chelitos del pueblo» en permanentes campañas para la promoción de la reelección, han adelantado acuerdos con AERODOM para obtener anticipos por 750 millones de dólares y acudieron a organismos internacionales para continuar endeudando al país con 100 millones de dólares, con el pretexto de «fortalecer el programa Supérate», cuando ya se acuestan las palomas.
Este gobierno se ha jactado de su capacidad de escuchar al pueblo y rectificar. Como se recordará, el 9 de octubre de 2020, a menos de dos meses de haber asumido, el presidente retiró el proyecto de presupuesto de 2021, porque incluía aumento de varios impuestos. La presión ciudadana también lo hizo retroceder en octubre del 2021 cuando dijo que el proyecto de reforma fiscal no se sometería al congreso. A los episodios señalados se suman el retiro del fideicomiso de Punta Catalina y el proyecto de ciberseguridad, así como la resolución para regular el trabajo doméstico y el programa de entrega de medicamentos gratuitos para hipertensos y diabéticos, sin dejar de mencionar el gazapo ante el conflicto por la construcción del canal sobre el río Masacre del lado haitiano.
Ante tanta improvisación y errores, cuando anunció que no sometería una reforma fiscal, el presidente afirmó “Me critican mucho porque hacemos consultas y a veces nos convencen de cosas que hemos decidido. Bueno, pues que me sigan criticando, porque yo voy a seguir consultando”.
Si este gobierno se postula como el adalid de la transparencia, que le pregunte al pueblo si está de acuerdo con la eliminación del nombre y el número de cédula de los beneficiarios de la tarjeta Supérate y del Bono Navideño. Si está a favor de la rendición de cuentas que le pregunte al congreso si avala la creación de un sistema paralelo para el pago de subsidios sociales con el Banco de Reservas. Que corrobore si la ciudadanía apoya que la emisión de tarjetas se concentre en una entidad financiera y se elimine la participación de organismos internacionales en la validación de los procesos de selección de beneficiarios y adjudicación de tarjetas. Que ratifique si hay acuerdo popular en que la activación de las tarjetas del Bono Navideño se permita durante el periodo electoral.
Como reacción a estas y otras preguntas que la Fuerza del Pueblo ha formulado, la respuesta ha sido el silencio absoluto de las autoridades.
Si efectivamente estamos ante un gobierno que escucha a sus gobernados, la Fuerza del Pueblo lo exhorta a que entregue explicaciones contundentes de su irresponsable actuación en la selección de 1,510,432 hogares en el programa Aliméntate, en la emisión de 2,500,000 tarjetas para los beneficiarios del Bono Navideño y en la entrega de 1,000 pesos al mes en supuesta ayuda educativa.
Este gobierno ha perdido legitimidad y ha decidido promover el populismo macroeconómico como medio para lograr su reelección. Pero no lo logrará, porque este es un pueblo inteligente que conoce al «cojo sentado y al tuerto durmiendo», y como en otras ocasiones, «cogerá todo lo que el PRM le dé, y a la hora de votar le dará duro en las urnas».