A pesar de que hace 21 años de que se aprobó la Ley 87-01 que creó nuestro Sistema de Seguridad Social, todavía no ha sido implementado uno de sus pilares fundamentales, el acceso al sistema de salud a través de un primer nivel de atención, por eso debemos celebrar que el ministro de Salud al anunciar recientemente la implementación del Plan Nacional de Salud 2022-2030 expresara que el punto de partida de este será relanzar la estrategia de atención primaria en todos los niveles del sistema de salud.
Es vergonzoso que hayamos sido incapaces de cumplir con la ley en algo tan necesario, pues como expresara el ministro de Salud la atención primaria “más que una puerta de entrada, es el espacio que nos debe llevar como país” a detectar diversos signos de alerta de las enfermedades prevalentes como la diabetes, la hipertensión, los accidentes cardiovasculares, y por eso nuestras autoridades deben estar claras sobre cuáles han sido los obstáculos que han impedido que esto suceda para evitar que siga ocurriendo.
Es preciso recordar que en el año 2007 el entonces presidente Leonel Fernández tomó la decisión de iniciar el Seguro Familiar de Salud del Régimen Contributivo obviando “provisionalmente” el acceso a través del primer nivel de atención para superar la oposición del Colegio Médico a este mandato legal, así como la de empleados y empleadores que por falta de claridad en las informaciones recelaban esta puerta de acceso, puesto que la veían como un impedimento para ser atendidos por sus médicos de confianza. También deben tener presente que a pesar de que la Ley 87-01 prohíbe que las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) directa o indirectamente sean parte de prestadoras de servicios de salud y por tanto de unidades de atención primaria, en ese momento se denunciaron supuestas intenciones de vulnerar este mandato, y que se conoce de su interés en que la prohibición de la integración vertical sea eliminada.
En distintas oportunidades el Consejo de Seguridad Social ha tomado resoluciones para implementar la tan esperada atención primaria que nunca han pasado de ser meras buenas intenciones, y aunque en cumplimiento de su Resolución No.431-02 del 19 de octubre de 2017 la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales le sometió su propuesta para la implementación del primer nivel de atención como puerta de entrada a los servicios del seguro familiar de salud en sus diferentes regímenes, como ordena el artículo 152 de la Ley 87-01, a la fecha nada ha sido hecho para ponerla en ejecución.
Aunque existen centros de salud que llevan el nombre de unidades de atención primaria, la mayoría públicos y algunos privados, ninguno de estos funcionan como puerta de acceso al sistema de seguridad social, y aunque algunos pueden servir para la implementación de la estrategia, es innegable que para que este mandato legal sea una realidad se requiere de la existencia de suficientes unidades de atención primaria diseñadas y preparadas para prestar los servicios de salud requeridos, tanto para el régimen contributivo como para el régimen subsidiado.
Tener la voluntad política de implementar la atención primaria es fundamental, pero esto no basta, y es necesario que las autoridades preparen y sometan a consulta todos los reglamentos, guías y protocolos requeridos para su operación, y que se comuniquen adecuadamente los beneficios que se derivan de su implementación a toda la población, y especialmente a los afiliados al régimen contributivo, lo que contribuirá a lidiar con las objeciones y querellas que de seguro resucitarán de parte de los gremios médicos, y de las ARS, y ayudará a mitigar aprehensiones y sumar adhesiones, pues al fin y al cabo los grandes beneficiarios de esta serán los dominicanos que penosamente fallecen o se ven afectados por enfermedades prevenibles y que pudieron evitarse o curarse con atención a tiempo, porque nuestro sistema de salud ha funcionado más para curar enfermos, que para prevenir enfermedades. Ojalá que finalmente se haga el trabajo necesario para hacer realidad la esperada atención primaria, lo que constituirá un cambio trascendental que mejorará no solo nuestro deficiente sistema de salud, sino la calidad de vida de nuestra gente.