Justo hoy hace 180 años los habitantes de la parte oriental de la Isla de Santo Domingo alcanzamos el anhelado sueño de la separación, con el inicio de las confrontaciones para lograr liberarnos del dominio haitiano iniciado el nueve de febrero de 1822.
Los ingentes esfuerzos de los trinitarios encabezados por Juan Pablo Duarte y Díez, seguidos de forma convencida por Matías Ramón Mella, Francisco del Rosario Sánchez, José María Serra, Vicente Celestino Duarte y otros grandes patriotas suscritos arquitectos de nuestra existencia como nación, arriesgaron la vida, bienes y familias para legarnos un territorio, una nación y un nombre bordado con el orgullo de nuestros símbolos patrios.
El 27 de febrero es el día más elevado del Mes de la Patria que comienza el 26 de enero, nacimiento de Duarte y que debería culminar el nueve de marzo con el natalicio del ilustre criollo Sánchez.
No importa el número, pero muchas veces estas conquistas han querido ser conculcadas por los insistentes vecinos y nativos traicioneros y en esta ocasión, la amenaza es mayor, ante la mirada indiferente de muchos que, aunque dicen ser dominicanos, luchan por todo menos por la patria que les vio nacer, crecer y desarrollarse.
En esta ocasión, la nación recibe la cuarta rendición de cuentas de la actual gestión del presidente Luis Abinader, cuya preocupación por la situación ha sido marcada, razón por la cual se espera que la crisis haitiana y la protección del país ante la amenaza latente, sea parte de gran importancia en el contenido de su mensaje.
2024 debe ser entero el año de la patria para lograr la unificación de objetivos que nos permitan vivir como ciudadanos libres, sin presión interior ni exterior, desarrabalizar las ciudades, campos y municipios y, con ello, disminuir la incidencia de la delincuencia, la criminalidad, los abusos, las violaciones y “ el dejar pasar, dejar hacer”, sin consecuencias.
Debemos ser optimistas y poner por encima de todo la dominicanidad asumiendo con orgullo patriótico la defensa de nuestros intereses nacionales, que son fundamentalmente, los valores de nuestra nacionalidad. ¡Viva la patria!