Santos Aquino Rubio, presidente de la Asociación Dominicana de Profesionales de las Relaciones Públicas (ASODOPREP) y miembro del Consejo de Direción de la Confiarp.
Santos Aquino Rubio, presidente de la Asociación Dominicana de Profesionales de las Relaciones Públicas (ASODOPREP) y miembro del Consejo de Direción de la Confiarp.

El desorden que cada día hace más difícil transitar por las calles del Gran Santo Domingo y las principales ciudades del país tiene como componente principal, además de la desidia de los agentes, la falta de conciencia de los ciudadanos sobre el valor de las luces en los semáforos y la falta de respeto de motoristas y choferes al derecho del otro.

Por algunas semanas hemos hecho el ensayo en las avenidas Luperón y Núñez de Cáceres, a las 5:00 de la mañana y al mediodía y notamos que de a poco algunos conductores, incluso motoconchistas, aunque parezca increíble, se detienen a esperar el cambio de luz del semáforo, para seguir el ejemplo y a quienes lo violan les tocamos el claxon o bocina, como denuncia de su violación.

Si las autoridades lograran implementar una campaña como esta y pitándoles a quienes tiran desperdicios en las vías y aceras, pudiera ser un paso importante para crear conciencia a partir de esta sanción moral.

Las alcaldías, el Intrant, la Digesett y las gobernaciones provinciales pudieran invertir en un tipo de campaña de orientación y sanción moral, además de una correcta aplicación de la ley 63-17, por parte de los agentes, y podríamos recomenzar y recobrar la tranquilidad en las vías públicas.

La imprudencia se ha impuesto sobre los ciudadanos inconscientes que salen a las calles sin pensar en los demás, no respetan los elevados ni pasos a desnivel y ven como pecado mortal detenerse y obedecer la luz que marca el semáforo.

Por esa razón estamos en los primeros lugares del mundo con accidentes de tránsito, los hospitales traumatológicos repletos de accidentados, con una carga insoportable para el presupuesto que destina el Gobierno a los servicios de Salud.

Es tiempo de poner un alto a este gran desorden asumiendo la tarea ciudadana de tocarles la bocina a los violadores de semáforos y pitarles a los indelicados que tiran desperdicios en las vías públicas. ¡Comencemos ahora!

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