Nadie puede negar los efectos positivos que ha tenido el avance de la tecnología en la ciencia, la educación, medicina y otros aspectos del desarrollo, cuyos resultados son realmente inmedibles hasta el momento.
Sin embargo, cuando los grandes descubrimientos se utilizan en ese sentido, es decir para el bien de la humanidad y no para el mal, son realmente positivos, pero cuando la maldad entra, los daños también son incalculables.
El mal manejo de la data y el uso inadecuado de las redes sociales, por medio de las cuales hablan, opinan, construyen y destruyen honras personas que nada tienen que perder y sí mucho para dañar.
Dañar honras, cualquierizar medios de comunicación y permitir espacios para la vulgaridad, es lo más novedoso en la cara negativa de las redes sociales, razón por la cual es necesario buscar los medios que permitan poner control a este desorden comunicacional o pereceremos como sociedad organizada.
Personas sin formación académica alguna, claros usurpadores de un ejercicio sacerdotal como lo es el periodismo, vendedores de sexo, destructores de la moral y la ética, se han adueñado de las llamadas redes sociales sin control, alteran voces, imágenes, contenidos y venden falsas ilusiones, así como afectan la vida y la salud de los dominicanos.
Muchas veces se ha advertido sobre los grandes daños que producen las fake-news sobre la economía y la vida social de los pueblos, lo que debe obligar a los gobernantes a promover legislaciones y acciones legales que permitan regular el uso de las llamadas redes sociales, para evitar que desocupados, incapaces, dañadores de honras y enemigos del buen vivir, sigan controlando un mundo cuya moral involuciona aceleradamente.
Los dominicanos, a través del Indotel, de un nuevo regulador de los medios de comunicación y del ejercicio legislativo en este tenor, estamos en la obligación de ser previsores y evitar el caos social. La advertencia está reiterada. ¡Comencemos ahora!