El país acaba de salir de un ciclo de procesos electorales desarrollado en medio de tensiones, tanto en las municipales, como en las congresuales y presidenciales, un poco abatido por la secuela de la pandemia del Covid-19 y de las confrontaciones que se registran en Medio Oriente y la ocupación de Rusia a Ucrania.

Aunque conforme a los datos y cifras de los organismos competentes, la economía en sentido general y diversos aspectos del desarrollo interno han continuado con grandes esfuerzos, es preciso ponerse a tono con reformas sustanciales que permitan conducir a la nación hacia un sendero más certero, seguro y de garantías reales.

Preciso es exhortar a los líderes políticos, a las organizaciones sociales, a la academia, empresarios y comerciantes, a la Iglesia y otras; a conformar una unidad monolítica que permita sacar definitivamente a flote al país y dar a los dominicanos la oportunidad de recobrar la fe y la alegría perdida con tantos problemas.

Cuando las naciones logran que sus ciudadanos valoren realmente su nacionalidad, la familia y el trabajo, el camino hacia el desarrollo se abre sin tropiezos con los avances que siempre anhelamos y perseguimos.

Las enseñanzas dejadas por los procesos electorales, la inmigración descontrolada y los efectos que sobre la economía universal causan las confrontaciones bélicas entre países, sobre todo los suplidores de materia prima, nos obliga ahora a repensar en la nación y recurrir a la buena voluntad del liderazgo actual para intentarlo.

En la unión está la fuerza y, cuando las voluntades se unifican todo es posible. Este es un momento propicio, no solo para contribuir a la mejor gobernabilidad del país, sino de lograr los cambios que se requieren para contar con una nación realmente libre, independiente, democrática y, sobre todo, vivible.

Como dominicanos tenemos el deber de pensar en la patria por encima de las posiciones ideológicas, intereses colectivos o particulares, porque cuando la descuidamos peligra la soberanía y se pierde todo. Somos una gran nación y debemos protegernos como un solo cuerpo. Es el momento para la unidad.

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