El Ministerio de Medio Ambiente parece que ha entrado en una etapa de solo observación ante la depredación sin control de las grandes reservas boscosas que sirven de noria para los grandes ríos y arroyos que conforman la hidrografía nacional.

Los aserradores y dueños de aserraderos no paran en su afán de convertir al país en un desierto como ha ocurrido con el vecino Haití, en la mayor parte de su territorio y, esto ocurre ante la mirada indiferente de autoridades regionales, provinciales y municipales, así como con componenda de los llamados inspectores, forestales, alcaldes y ciudadanos que no valoran su importancia para la existencia humana.

Es preciso, que el Gobierno fije la mirada en Medio Ambiente y tome las medidas que sean necesarias para detener la destrucción masiva de reservas naturales, sobre todo en la Cordillera Central, que es donde nacen fas fuentes acuíferas más importantes de la nación, con el Yaque del Norte y el del Sur, así como en las otras dos cadenas de montañas de la orografía dominicana.

Sabemos que al presidente no se le debe dejar todo y que cada funcionario tiene que cumplir con el rol para el cual fue designado. De no ser así, se deben tomar las medidas pertinentes, porque el país no puede seguir siendo saqueado por los vivos que se enganchan a políticos para buscar inmunidad ante los desmanes que cometen en contra del país y de los ciudadanos preocupados por una mejor nación.

Cada día, sobre todo los fines de semana bajan grandes camiones cargados de madera de la que había sido sembrada con el esfuerzo de entidades privadas y el Gobierno y, ahora la depredan. También destruyen los caminos vecinales, las grandes obras viales que se construyen con gran sacrificio del país, sin que a nadie le importe.

Nos están dejando sin ríos como el Yaque del Sur, Yaque el Norte, Nizao, Yuboa, Yuna y sus afluentes, entre otros, con alegados permisos oficiales que nos resistimos a creer, ninguna carretera dura, no hay camino transitable, porque los depredadores son los amos de la floresta y su destino.

El Ministerio de Medio Ambiente tiene que sacudir los expedientes y abrir nuevas investigaciones, porque no se puede seguir sembrando los bosques para que los aserraderos y los depredadores acumulen riquezas. ¡Está bueno ya!

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