Muchos dominicanos expresan preocupación por la cantidad de haitianos que transitan en ciudades y campos con machetes y otras armas blancas, sin que las autoridades tomen las medidas que se aplican cuando se trata del porte de armas de cualquier especie, conforme a la ley que rige la materia.
Cada día vemos en los medios escritos, radio televisión y las redes sociales, informaciones sobre la incautación de ese tipo de armas y de fuego en operativos policiales y militares, pero a nadie se le ocurre pensar que los vecinos las utilizan como herramientas de guerra y transitan con ellas encima sin consecuencia alguna.
También el porte de mochilas con cuchillos y otra armas que transportan de a pie y en los distintos medios de transporte pasando en forma normal, como si nada ocurriera y la amenaza constante que recibimos los dominicanos fuera una película u obra de teatro.
El Ministerio de Interior y la Policía Nacional, por medio de los agentes del orden y la ley, así como el de Defensa, a través de los institutos castrenses, deben estar ojo avizor, porque los crímenes cometidos con armas blancas van en aumento, incluso la decapitación y desmembramiento de personas, se torna en una amenaza cada vez mayor.
Esta preocupación de ciudadanos dominicanos, incluyendo a residentes en el extranjero tiene sentido, aunque en el país no se le preste atención por los tantos hechos que se registran y la prioridad que se da a otros asuntos.
No solo estamos prácticamente ocupados y arrabalizados, sino que tenemos la amenaza en nuestras puertas, más estamos haciendo muy poco o casi nada por detener a tiempo este problema que en el mediano plazo no podremos resolver.
Es hora de comenzar a pensar que la amenaza no está solo en la frontera, sino en que el alacrán está dentro de la yagua y debemos comenzar a combatir el problema antes de que la desgracia nos tome de sorpresa y asando batatas. Los haitianos con machetes deben ser controlados legalmente.