El esfuerzo por defender los valores de la democracia, representativa o participativa, se suman como una herramienta muy importante en favor de la imagen de cualquier país en que se materialicen las acciones para lograrlo.
Procesos electorales como el registrado ahora por el Partido Revolucionario Moderno para escoger a su candidato presidencial y algunos puestos administrativos en la función pública, como aspirantes a alcaldes, regidores y otros, nos dan una nota de esperanza, no solo por el orden alcanzado en el proceso, sino por el entusiasmo de la gente en definir su preferencia y destino político.
De esta forma, no solo los organizadores políticos del PRM, sino todo el equipo de la Junta Central Electoral, nos han permitido revivir la esperanza de poder superar el desorden y los desmanes que en estas y otras jornadas lograban alterar la paz social de los dominicanos. Nuestras sinceras felicitaciones a la JCE y ojalá que sea de esa forma en los trayectos que restan para completar el calendario electoral, es decir las elecciones congresuales, municipales y presidenciales.
Con todo esto, la imagen del país se fortalece y los enemigos de la dominicanidad habrán de pensar muy bien sus campañas de descrédito contra una nación que solo busca vivir en paz y decidir su propio destino económico, político y social.
Tenemos la certeza de que este proceso ha de servir de guía a las organizaciones que han de recorrer ese camino para escoger a las posibles autoridades de la nación en los comicios de febrero y mayo, de seguro la democracia se fortalecerá y la imagen del país retomará su verdadero espacio.
Desde 1923, con Alejandro Woss y Gil, la Junta Central Electoral ha tenido roles efectivos, unas veces y controversiales otras, pero en este primer compromiso de las actuales autoridades se ha demostrado definitivamente que “cuando se quiere, se puede”.
El país merece y necesita el compromiso de sus mejores ciudadanos para llevar este gran barco “República Dominicana”, al destino que realmente le corresponde como nación bendecida por Dios. La patria es de todos.