La corrupción es un flagelo que ha causado grandes males a los pueblos y distancias enormes en los niveles de equidad de las naciones del mundo, con secuelas de guerras, golpes de Estado, pobladas y otras expresiones a las que recurre la sociedad para sacudirse.
En República Dominicana, este fenómeno parece tener rostro de demonio a cuya tentación los políticos, funcionarios de alto y medio nivel parece que no resisten y por más fuerte que sea la lucha por combartirla en cualquier gestión, siempre surgen insensatos con caras de inocentes que caen.
La transparencia y el combate agresivo contra la corrupción, ha sido una de las garantías del gobierno de Luis Abinader Corona, con organismos como Ética Gubernamental, Compras y Contrataciones, la propia Cámara de Cuentas, que hasta ahora ha sido un fiasco.
Así como otros mecanismos destinados velar por el control y defensas de los recursos del Erario, cuyas acciones deben comenzar a tener resultados efectivos y creíbles desde primer año de la segunda gestión, para los recursos que se recaudan tengan el mejor destino posible.
Agencias con programas comunitarios como es el caso del Plan Social de la Presidencia, la Oficina Presidencial para el Desarrollo Provincial, el Instituto de Estabilización de Precios, los programas denominados Bono Luz y Gas, las tarjeta Solidaridad y los llamados bonos navideños, deben tener también seguimiento especial, para vigilar, no solamente su distribución, sino la real condición económica de los beneficiarios.
Si esto se logra en un nivel considerable, más personas pueden ser beneficiadas en justicia y menos caminos turbios para el ejercicio de la politiquería a costa de una nación que ha recibido grandes embates y que lucha sin desmayo por su desarrollo.
El presidente Abinader Corona debe estar muy atento para que en estos cuatro años de gobierno, el esfuerzo realizado y presentado como carta de triunfo, no sea peligrado por unos cuantos políticos concupiscentes, que sólo piensan en su capital clientelar y en sus bolsillos. ¡Hay que darle duro a la corrupción!