La competencia a lo interno de los principales partidos políticos por el control de las posiciones que serán presentadas en las elecciones generales de 2020, tanto en las congresuales y municipales como en la presidencial, ha puesto al país en vilo, incluyendo la desatención en los servicios más elementales.
Tanto el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) como el Revolucionario Moderno (PRM), que escogerán a sus candidatos el primer domingo de Octubre al mismo tiempo, han volcado todo su accionar al proselitismo y, el país como tal, ha queda relegado a un segundo plano, como si nada o muy poco importara para los contendientes.
Sin embargo, hay que recordar que en el país hay más partidos y que ellos también tienen el derecho de hacer campaña, razón por la cual, aunque en los próximos meses pasará de todo con este indefenso país, pero como la gente solo está en política, nada importa.
Los altos precios de los principales alimentos, combustibles, los descuentos en la nómina de pensionados por parte del banco oficial, el deficitario suministro de agua y de electricidad, el aumento en la facturación de estos servicios y la ausencia de funcionarios en sus oficinas, nos pintan un panorama tétrico, pero propio solo de este país.
Solo nos queda elevar una plegaria porque el 6 de Octubre no sea una verdadera guerra interna, que el agua no llegue al río y que los participantes entiendan que el botín que persiguen pertenece a todos y no a sus partidos.
La falta de una verdadera oposición, el control total de las vías de defensa por las últimas gestiones y la entrega dadivosa de muchos dominicanos, han arrancado de cuajo la vocación de pueblo congelando definitivamente la voluntad del elector.
Pase lo que pase, tenemos la certeza de que la tranquilidad del país, el sosiego social y el derecho que tienen los demás a disfrutar de los espacios legados por la naturaleza, jamás serán puestos en riesgo. Eso esperamos.