Los niveles de confusión entre la competencia y ejercicio del director de Comunicación y el relacionista público son elevados, toda vez que en ocasiones se confunde penosamente una función con la otra o se realizan ambas en forma simultánea, sin considerar que sus roles son distintos.
En los últimos tiempos se ha hecho hincapié en diferenciar el papel de un director de Comunicación y el de un relacionista público, una acción muy saludable para la comprensión del papel que cada uno debe jugar en una entidad, institución o empresa.
El dircom, que en esencia es el de mayor nivel en la estructura comunicacional, tiene como responsabilidad el manejo de las estrategias de comunicación, la parte corporativa, la relación con los medios y otros aspectos que requiere un plan efectivo para lograr el objetivo de levantar y mantener en la competencia a la organización.
El relacionista, cuya labor es también intensa y requiere gran preparación, centra su ejercicio y competencia en el diseño de las políticas de imagen y su mantenimiento en el tiempo y el espacio, así como el logro de los mejores ambientes laborales en la organización, incluida la responsabilidad social empresarial, tomando en consideración que la imagen es y será siempre la base de sustentación de las buenas acciones y su transparencia operativa.
Sin embargo, cuando convergen las acciones de ambos profesionales siempre sale ganando la organización, cuya imagen y desarrollo comunicacional tiene las herramientas necesarias para crecer, competir y mantenerse en la simpatía y preferencia de los clientes cautivos, potenciales o los usuarios, cuando de servicios se trate.
Con el paso del tiempo hemos aprendido que ambos profesionales están llamados a jugar un papel de trascendencia en la organización, porque cuando no se cuenta con una comunicación efectiva, estratégica y funcional, alcanzar una buena imagen se hace difícil y, como plantea Philips Lesley, “es más fácil estructurar diez imágenes nuevas que levantar una caída”.
Es preciso reconocer que tanto Dircom como el relacionista deben estar al día con las tendencias, la tecnología, la investigación y los valores académicos del momento, para desempeñar en forma efectivas sus roles como profesionales.