Los dominicanos residentes en el exterior se han convertido, sin lugar a dudas, en una verdadera fuente de valor social, político y económico, que ha permitido a muchas familias tener grandes desahogos en las últimas décadas.
El alimento a la economía para aligerar la carga de divisas en el cumplimiento de obligaciones internas y los derechos especiales de giro para el pago de la deuda, los programas sociales y de salud, así como la activa participación en la actividad política, colocan a los dominicanos en el exterior en un espacio que debemos valorar con respeto y admiración.
En el caso de las remesas se sitúan entre los primeros de la región en enviar recursos procedentes, sobre todo, los que están radicados en Estados Unidos y Europa, cifra que en el 2024 alcanza los 8,911.7 millones de dólares, según el Banco Central.
Con aportes como estos, debemos comenzar a darle una verdadera dimensión de la importancia de los criollos residentes en el exterior y su preocupación por familiares, amigos y allegados, a quienes ayudan enviándoles dinero para suplir algunas necesidades.
El reconocimiento no sólo debe ser con un premio al ciudadano tal llegado este año, sino también tomar medidas para proteger sus vidas, bienes, muebles e inmuebles, como una garantía de que estamos agradecidos.
Las medidas de seguridad en su favor deben extremarse, para que la delincuencia no pesque en río revuelto ni ahuyente a los buenos dominicanos que realmente se preocupan por el bienestar de su país.
En estas navidades elevemos nuestra identidad y seamos agradecidos, dejémosle saber a cada dominicano que regresa orgulloso a celebrar con los suyos, cuánto valoramos su aporte a la economía y a la nación. !Valoremos a la diáspora!