Una de las historias bíblicas más controversiales es la referente a la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, no sólo por los motivos que, según la Biblia y el Corán, utilizó Dios para decidir tal destrucción apocalíptica, sino por el uso de fuego masivo y azufre para garantizar que tal voluntad divina se cumpliera sobre esas dos ciudades que existían en el extremo suroriental del mar Muerto en tiempos del patriarca Abraham.
La Biblia dice en el capítulo 19 del libro del Génesis que estando Lot sentado al final de una tarde a las puertas de Sodoma, vio llegar a dos ángeles celestiales a quienes invitó a hospedarse en su casa, pero que tan pronto como los sodomitas se enteraron de la presencia de aquellos visitantes, se agolparon a las puertas de la casa de Lot exigiéndole que se los entregara para abusar de ellos, por lo que para disuadirlos de sus propósitos Lot les ofreció a sus hermosas hijas en lugar de los visitantes, y como los sodomitas no accedieron a esa propuesta, los dos ángeles procedieron a invitar a Lot y a su familia para que se fueran hacia un poblado cercano, para entonces dejar caer una lluvia de fuego y azufre que calcinó hasta los cimientos de Sodoma y Gomorra.
De igual modo, el Corán narra que Lot fue enviado como profeta de Alá para advertir a los habitantes del pueblo de Lot de que su mal comportamiento podría despertar la ira de Dios, especialmente por no sentir vergüenza al cometer pecado tanto en público como en privado, pero que cuando los sodomitas se enteraron de que a casa de Lot habían llegado dos hombres, fueron en multitud, derribaron la puerta, y rodearon a los ángeles, quienes afirmaron ser mensajeros de Alá, ante lo cual los sodomitas se asustaron y se retiraron, pero, al amanecer, Alá destruyó la ciudad con una lluvia de piedras de arcilla y una tempestad de arena.
El historiador judío Flavio Josefo narra en el capítulo XI de sus Antigüedades judías que por aquella época los sodomitas se entregaban a costumbres repudiables, y que al ver a dos adolescentes, de extraordinaria belleza, que se habían alojado en la casa de Lot, decidieron gozar de ellos por la fuerza; pero Lot los exhortó a contenerse y a no ofrecer un espectáculo inconveniente a los extranjeros, que eran sus huéspedes; y que si no podían dominarse, les daría a sus hijas para satisfacer su lujuria, pero como los sodomitas no aceptaron, Dios se sintió ofendido y decidió castigar su insolencia lanzando sus rayos para hacer arder la ciudad, con todos sus habitantes, hasta derribarla, mientras Lot y sus hijas huían hacia un pequeño lugar intacto, rodeado por el fuego, donde se instalaron, y que todavía es llamado Zoar.
Algunas de estas milenarias descripciones hablan de fuego y azufre, lo cual lleva a pensar en la erupción de un volcán vecino, o en la caída de un meteorito, pero en los alrededores del mar Muerto no hay evidencias de una erupción volcánica, ni del impacto de un meteorito, por lo que descartamos ambos fenómenos.
Sin embargo, los geólogos canadienses Grahan Harris y Anthony Berardow plantearon en 1995 que la zona oriental del mar Muerto, donde estaban ambas ciudades, fue epicentro de un terremoto de magnitud superior a 6.0 en la escala de Richter, el cual ocurrió hace unos 4000 años, fecha coincidente con la fecha tentativa de la destrucción de Sodoma y Gomorra, añadiendo que ese terremoto pudo provocar efectos de licuefacción sísmica en el terreno arenoso, por lo que las ciudades se hundieron en las arenas finas y saturadas de agua, lo cual es concordante con la geotectónica del mar Muerto, mar que en realidad es una depresión tectónica llena de agua marina que se ha hipersalinizado hasta alcanzar 300 mil partes por millón de cloruro de sodio, casi 10 veces la salinidad del mar normal, gracias a la evaporación que se produce desde hace millones de años cuando el agua marina quedó atrapada en un profundo graben generado por fallas sísmicas paralelas.
La anterior conclusión también es concordante con el sismo de magnitud 6.2 ocurrido en el mar Muerto en fecha 11 de julio de 1927, el cual produjo fuegos e incendios por salida de gas metano y asfalto, pues el Génesis (14:10), nos narra que había allí “muchísimos pozos de betún”, mientras Flavio Josefo, en sus libros de La Guerra de los judíos, llamó al mar Muerto como el lago Asfaltites porque allí emergían grandes manchas de betún o asfalto que se veían en la superficie del agua, además de que los estudios geológicos demuestran que todo el subsuelo regional, desde Marruecos, hasta Israel, Jordania, Irak y Arabia Saudita, es muy rico en petróleo, siendo normal que esas fallas geológicas corten en profundidad depósitos petrolíferos situados bajo el mar Muerto y faciliten que durante un fuerte terremoto emerjan grandes cantidades de petróleo y gas capaces de producir grandes incendios que destruyeran a Sodoma y Gomorra.