El reciente desastre causado por las fuertes lluvias en el Gran Santo Domingo, en la zona Sur, Sureste y Nordeste del país ha dejado a su paso no solo pérdidas materiales, sino también un rastro de dolor y desesperación. Las noticias de personas que murieron dentro de sus vehículos arrastrados a causa de las aguas y otras aplastadas por el muro del desnivel de la avenida 27 de Febrero nos conmueve profundamente. No podemos ignorar el hecho de que pudimos ser nosotros, nuestros seres queridos, o cualquier persona la víctima de esta tragedia, la cual, más que nunca, nos obliga a reflexionar sobre la inacción de quienes nos representan en las tomas decisiones públicas ante una problemática que no es nueva.

La indignación se apodera de nosotros al ver que la única respuesta de los políticos ante esta catástrofe ha sido buscar culpables, realizar videos y fotos para la propaganda política, y seguir adelante con una respuesta tan superficial como las herramientas asistencialistas y populistas a las que nos tienen acostumbrados. Es inaceptable que en momentos de crisis, la única preocupación de aquellos que deberían liderar es buscar chivos expiatorios en lugar de asumir su responsabilidad y actuar de manera efectiva.

La impotencia se agrava al constatar que, lejos de tomar medidas para prevenir futuras tragedias, se opta por maquillar la situación con acciones que solo rascan la superficie del problema. La falta de planificación urbana, el inefectivo mantenimiento de nuestras infraestructuras y la ausencia de un sistema de drenaje pluvial son problemas estructurales que no se resuelven con asistencialismos y populismos o con la búsqueda de culpables. Es necesario un enfoque integral y a largo plazo, algo que, lamentablemente, parece ser una utopía para nuestros actores políticos.

En momentos como estos, las palabras del profeta Ezequiel resuenan con fuerzas:

“¡Ay de ustedes, malos gobernantes! Ustedes debieran cuidar a los israelitas, como cuidan los pastores a sus ovejas, ¡pero sólo se cuidan a sí mismos! En vez de cuidar a las ovejas, se beben la leche, se hacen vestidos con la lana, y hasta matan a las ovejas más gordas. No apoyan a las ovejas débiles ni curan a las ovejas enfermas, ni les ponen vendas a las ovejas heridas. Tampoco van tras las ovejas que se pierden ni tras las que se apartan del camino. Al contrario, las golpean y las maltratan. Mi pueblo es como un rebaño de ovejas. Andan por los cerros como ovejas sin pastor. Corren grave peligro, pero a nadie le importa.” Ezequiel 34:2-6.

Esas palabras son tan relevantes hoy como cuando se escribieron hace miles de años. Los políticos que solo se preocupan por sí mismos y no por el bienestar de su pueblo son una amenaza para la sociedad. Podríamos haber sido nosotros los afectados, y eso debería resonar en la conciencia de cada ciudadano. La lluvia no discrimina, y la falta de infraestructura adecuada afecta a todos por igual. No se trata solo de señalar con el dedo a quienes están en el poder en este momento, ni a los que tuvieron en un pasado, sino de asumir un compromiso real con la solución de problemas que afectan la seguridad, el bienestar social e incluso nuestras vidas.

Es hora de que los políticos dejen a un lado la retórica vacía y se unan para abordar de manera seria y responsable la cuestión del drenaje pluvial. No es suficiente con hacer anuncios grandilocuentes o buscar responsables entre ellos mismos. La ciudadanía exige acciones concretas e inversiones reales en infraestructuras que eviten tragedias como la que estamos lamentando hoy.

No podemos permitir que la indignación y la impotencia se diluyan en el olvido. Necesitamos convertir estas emociones en un impulso para demandar un cambio real. La tragedia actual debería ser un llamado de atención para que nuestros líderes dejen de lado sus diferencias políticas y trabajen juntos en la creación de un programa integral para el mejoramiento del drenaje pluvial. La vida de las personas no puede ser moneda de cambio en el juego político, y es responsabilidad de todos velar por un futuro más seguro y resiliente para nuestro país; de lo contrario se buscan mártires para el próximo noviembre… pudiéramos ser nosotros.

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