Algunos autores prefieren definir el proceso político como ondulatorio; otros lo sitúan en espiral. La diferencia puede ser que la espiral son ondas circulares en secuencia desde un punto.
De ahí que la espiral se define como una “curva que da vueltas alrededor de un punto, alejándose de él progresivamente” y, en sentido figurado, “sucesión rápida y creciente de acontecimientos de un mismo tipo”.
La política es ciencia y arte, se ha dicho. Si es así, un proceso político es una sucesión dialéctica de hechos que se dan en espiral. Ésta es la suma de curvas u ondas; por lo cual es ondulatoria.
De ahí que se habla del “efecto dominó”; una jugada permite producir otra. En la historia hay muchos ejemplos. Vale citar que cuando el rey de Francia Luis XVI fue ejecutado el 21 de enero de 1793 por los republicanos que encabezaban aquella Revolución, Inglaterra y España enfrentaron a Francia.
Aquí en la colonia francesa, hoy Haití, el diestro estratega político-militar Francois Dominique Toussaint Louverture, líder de los negros esclavos, se sumó a los españoles en la isla para combatir a Francia. A su vez, España e Inglaterra no favorecían abolir la esclavitud, pero sí dañar la riqueza que se producía en Saint-Domingue, colonia francesa; en cambio, Toussaint buscaba la abolición de la esclavitud.
El 29 de agosto de 1793, Léger-Felicité Sonthonax decidió declarar la libertad de los esclavos en la colonia. El 4 de enero siguiente, lo hizo la Asamblea Constituyente francesa. Ante esta decisión, en abril de ese año 1794, Toussaint ofreció luchar por Francia a cambio de asegurarse abolida la esclavitud. Unos años después Napoleón Bonaparte pretendió recuperar la colonia y restablecer la esclavitud, para complacer a los grandes dueños de ingenios azucareros y plantaciones. Ese hecho precipitando la declaración de independencia de Haití.
Otro ejemplo reciente en la política dominicana. El respeto a los acuerdos internos en el PLD ha dado por cerrada la reelección, dando paso al planteamiento del relevo. Se ensaya con candidaturas improvisadas, debido a que la organización fijó su mirada en Leonel. Si esos propuestos no arrancan, habrán acuerdos con quien debe ser para no salir del poder.
Surgirán voces agoreras, ante el fracaso de los propuestos, y en un afán por no salir de las posiciones o proteger sus intereses, traten de venderle al presidente la reelección. Aunque lo que la espiral del proceso indica que el presidente no va a acceder, si no a que internamente se lleguen a acuerdos.
Para no dejar en el tintero lo del relevo, es necesario hacer dos anotaciones. La primera es que si se habla de relevo generacional, los que la invocan son de más edad que Leonel o tienen apenas dos o unos pocos menos; incluyo al ministro Montalvo que tiene 66, al igual que Danilo, dos más que Leonel.
En cambio, el relevo histórico es que así como Juan Bosch formó para que lo releven, los actuales dirigentes favorezcan la igualdad de oportunidades, formación política y funcionalidad partidaria para que la organización no zozobre y estas generaciones superen históricamente lo que hasta ahora se ha logrado.
El proceso político en espiral, es que la organización se recicle para dar continuidad histórica; es no contrariar los cambios dialécticos.