“¡La culpa la tiene tu papá, por eso lo dejé!, cuando se juntan vienen cambiados”. “Tengo que trabajar demasiado para ustedes, por ese irresponsable”. Estas y tantas otras expresiones suelen repetirse en miles de hogares de nuestra sociedad, dada la alta cifra de divorcio o separaciones en los hogares dominicanos. En familias monoparentales, donde es la madre quien asume el compromiso de quedarse con los hijos, se dan una serie de situaciones especialmente en el aspecto económico, que son el detonante de conflictos con el excónyuge, que tienen repercusión de forma directa sobre éstos. Con esas expresiones citadas al inicio, sé que son muchas las mujeres que se identifican con las mismas, y las han hecho parte de su cotidianidad, cosa esta, que no es nada saludable en el desarrollo de la personalidad de los hijos. El divorcio deja secuelas en las familias, no obstante, la forma en que se maneja el mismo es donde reside el mayor problema.
Consideramos oportuno este tiempo, ya que julio es el mes dedicado a los padres, para resaltar la importancia de respetar esa ausencia, permitirle que físicamente no está, pero que simbólicamente quede su posición dentro de la familia como papá. Enrostrarles las fallas que tiene su padre, crea una secuela, tanto en niñas como niños, para su identidad, especialmente en el área de su propia sexualidad, que en ocasiones no se puede superar. En vez de criticar y censurar, es sano no engañar, sino ayudar a que esas faltas que ellos tienen que escuchar cada vez que hay una situación entre sus padres, sean ayudadas a subsanar por estos, sin la presencia de los hijos. Contrariamente, enséñales a amarlo, respetarlo, a que reconozcan que tienen un papá, en vez de provocar un rechazo hacia este, pero sobre todo evita por todos los medios que esa figura tan importante se convierta en un estímulo aversivo de rechazo y negación de existencia en sus vidas. Defiende a papá, respétalo tú, trata de resolver esos conflictos y que tus hijos ni siquiera se enteren, porque no ganas nada, solo pierdes la parte más importante, una estabilidad emocional, sana para su futuro.