Durante el mes de abril se han estado realizando desde diferentes entidades, públicas y privadas, una serie de actividades con relación al maltrato y abuso infantil. Vivimos en una sociedad donde la violencia, a todos los niveles, es tal que, tanto los estudiosos de la conducta, como organizaciones sociales, religiosas y autoridades de gobierno están trabajando de la mano, buscando medidas a través de las cuales se pueda apalear esta situación. La violencia intrafamiliar en nuestro país es un fenómeno que nos preocupa a todos, ya que vemos en el día a día los escenarios más trágicos y traumáticos que jamás pudimos imaginar. No obstante, este acontecer ha provocado que queramos unir fuerzas para ayudar a corregirlo.
No podemos esperar buenos tratos cuando los responsables, que son los adultos, se manejan de forma inadecuada. En mi experiencia profesional como terapeuta de familia durante décadas, he logrado grandes resultados, al establecer, desde la primera infancia, período que abarca desde que nace hasta los cinco años, donde se forma la base para una personalidad sana, lo que he llamado el binomio perfecto, el cual no es más que mantener el paralelismo entre amor y reglas claras. Por ejemplo, desde que nace, en el período de lactancia, el niño no discierne que ya no está dentro del útero, alimentándose por el cordón umbilical, sino que se encuentra ya en un mundo exterior que son los brazos de papá y mamá. Enseñar en esta etapa, donde su única manera de comunicarse es con el llanto, específicamente cuando necesita ser alimentado, es desde aquí donde con amor y ternura se inicia el proceso de enseñanza. Es normal que quiera pasar la noche comiendo, y es función de mamá empezar a normar estos tiempos, hasta que llega el momento que su cerebro entiende y pasa la noche durmiendo. Y así, cada una de las etapas siguientes, a través de las cuales se desarrolla jugando, también aprende que no siempre se juega y tampoco con todo. El “NO a la violencia infantil” se resuelve en cuatro letras, sin costo económico: amor. Lo que en cada una de sus expresiones es lo que un niño demanda y también nosotros los adultos. Por favor, marquemos este sello.