Está demostrada la influencia de los colores sobre la conducta de las personas. Mercedes, desde niña, no solo rechaza el color verde, sino que éste produce en ella malestar, ansiedad y hasta tristeza. Cuando llega a mi consulta, en el proceso terapéutico es que descubro la animadversión hacia dicho color, asociándolo a su madrastra, con quien vivió junto con sus hermanas, al divorciarse sus padres, y por razones económicas decidieran dejarla con el papá. La aparente sustituta materna le ocasionaba maltratos, humillaciones… y cuando, por autorización del papá, le compraba alguna ropa, siempre era de color verde, ocasionando un rechazo tal que todavía, aproximándose a los treinta y tantos años, en su hogar, ni de asomo coloca nada verde.
La niñez es una etapa determinante para la respuesta conductual y el equilibrio emocional de los individuos. Exactamente igual que la zapata de un edificio, para que no se agriete ante el más mínimo movimiento, así es la familia, razón por la cual es dentro de la misma donde el individuo necesita sentir seguridad, amor y congruencia, con lo que aprenderá a definir su rol y adquirir lo necesario para crear una personalidad sana.
Dentro de tus prioridades, ¿ocupa tu familia el número uno de la lista, o por el contrario, ésta queda colocada en último lugar, o lo que es peor, ni siquiera la tomas en cuenta? ¿Has pensado alguna vez que la empresa más valiosa que tienes es la familia? ¿Has entendido que el famoso éxito, medido en fama y dinero, de nada sirve si el fruto de ésta no da resultados?
Muchos padres, en busca de ayuda, me han expresado que cambiarían todo lo que poseen por restaurar a sus hijos y sacarlos de donde están. Este sentimiento es manejado en todas las clases socio-económicas, ya que, por ejemplo, una madre con 4 o 5 hijos, que los deja en el campo, atendidos por terceros, que viene a la ciudad en búsqueda de mejores condiciones a trabajar en quehaceres domésticos, los está exponiendo, y pasados los años es común ver cómo muchachos formados sin tutores adecuados suelen caer, por su sentimiento de abandono, en conductas delictivas. ¡Que el 2018 sea el año de tu familia!