“ Tía, ¿y por qué viene tanto a chequearse al médico?” “Aprovecho mi seguro, para eso lo pago. Y me cubre todos los especialistas”. Todo lo opuesto con mi madre, a quien casi forzándola hacía que viniera a hacerse una revisión una vez por año. Al terminar la evaluación, ella que nunca tuvo seguro médico, me peleaba repitiendo como si fuese una grabación la siguiente frase: “Tú me haces venir a la capital a gastar mi dinero para nunca encontrarme nada”. Jocosamente, de igual forma le respondía, siempre a carcajadas: “¡Pero dele gracias a Dios que está sana!” Y verdaderamente se podría decir que enfermó por primera vez a los 84 años.
Hoy, un médico científico español sostiene la teoría de que las personas se han vuelto exploradores de enfermedades. De forma tal que, ante cualquier síntoma que no le dé un diagnóstico negativo, pasan de especialista en especialista a ver si aparece algo. Y, en el camino, como sostiene este doctor basándose en largos años de experiencia profesional, van indicando a su cuerpo diferentes fármacos, algunos como placebo, dejando estos, como todo medicamento por lo general, algún efecto secundario; lo que acarrea entonces otros tipos de trastornos orgánicos. Las estadísticas muestran el elevado índice de problemas emocionales dejados a nivel mundial como consecuencia de lo vivido por todos y, como he citado en ocasiones anteriores, el aparatoso manejo e informaciones generadoras de pánico ante la llamada “crisis sanitaria”, que desgraciadamente aumentó por todo lo que conlleva mantener alerta ante el temor y angustia de morir.
Llevar un complemento nutricional, de manera particular que aumente las defensas del organismo, es parte de la cotidianidad de una gran parte de la población, en particular de República Dominicana. La alimentación adecuada y sana es algo en lo que se insiste mucho en estos tiempos. “La salud entra por la boca” siempre han dicho la mayoría de los especialistas, pero lo más importante para preservar y cuidar de esto, que se ha convertido en una obsesión, es el manejo adecuado de las emocionas y el filtrado de todo aquello que entra a tu mente, que es su alimento, lo cual sí verdaderamente enferma.
La mayoría de las enfermedades, en un elevadísimo porcentaje que sobrepasa más del 50 %, están originadas en cómo procesas los efectos de las situaciones cotidianas y la percepción que tienes del entorno que te rodea y experiencias que vives.